8ª JORNADA SEVILLA AT. 0 REAL ZARAGOZA 4
18.10.2008 - LIGA 2ªDiv. 2008/09 - JORNADA Nº8
SEVILLA AT. 0 REAL ZARAGOZA 4
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El Zaragoza rompe el gafe (0-4)
El Real Zaragoza no tuvo problemas para arrollar a un inocente Sevilla Atlético. Oliveira (2), Gabi y Arizmendi, autores de los goles de un triunfo que puso fin a casi un año sin ganar fuera en Liga.
Nada de sorpresas. Nada de referencias bíblicas. Esta vez, el gigante Goliat estaba avisado y el pequeño David no solo no tuvo opción alguna de tumbarle, sino que acabó arrollado y triturado por pura cuestión de peso específico y potencial futbolístico. Digamos que el Real Zaragoza, sin ningún brillo estético, se comió a un débil adversario ante el que era casi imposible que perdiera. ¿Se imaginan un combate de boxeo entre el campeón del mundo de los pesos pesados frente al de los pesos mosca? Pues así fue el partido de ayer en Sevilla. Un equipo de hombres contra uno de niños. Un bloque con veteranía, cuajo e individualidades de alto 'standing', frente a un grupo bisoño de aspirantes a estar algún día en la elite del balompié pero que, ahora mismo, carecen de los resortes y la experiencia necesaria para hacer frente a duelos de tanta envergadura como el que ayer les planteó el Zaragoza.
Y eso que al partido le costó arrancar una eternidad. Los primeros 20 minutos fueron realmente descorazonadores. Si los 22 jugadores que había sobre el césped de Pizjuán hubiesen sido muñecos de juguete, alguien habría ido inmediatamente a mirarles la cajeta de la espalda para ver si tenían las pilas gastadas. No funcionaba nadie. Ni locales, ni visitantes. El balón iba y venía sin sentido y el silencio del templo sevillista, vacío de feligreses, generaba un ambiente impropio de un partido tan imporante para el Real Zaragoza. Parecía un entrenamiento o un Torneo Ciudad de Zaragoza cualquiera.
Menos mal que, enmedio de semejante panorama -tan preocupante en esos momentos desde el prisma zaragocista- Mohammed y José Carlos no estuvieron atinados en sendos balones colgados al área aragonesa en los minutos 8 y 9. Ambos jóvenes sevillistas no remataron con convicción cerca del marco de López Vallejo tras dos balones colgados al área que, como siempre, los centrales de Marcelino no supieron despejar.
Dentro de la nada que era el choque, esos dos fogonazos fueron lo único reseñable hasta que llegó el gol de Oliveira mediado el primer tiempo. El Zaragoza no había pisado para nada el área local. Para nada, literal. Y, a la primera, como hacen los grandes, logró premio. Una pared perfecta con Arizmendi, dejó solo a Oli delante de Vargas y el brasileño por el que suspira Monchi y todo el sevillismo para que vista de 'palangana' el año que viene, resolvió con clase y encaró el primer triunfo del Zaragoza fuera de casa esta temporada.
El pequeño David, honda en mano, tuvo una oportunidad para seguir vivo en el partido. El destino del choque le brindó al argentino Perotti (una joya por pulir, pero joya al fin y al cabo) un mano a mano ante López Vallejo justo en la media hora del lance. Pero el navarro, en su mejor partido desde que vino a Zaragoza, rechazó con el cuerpo y el balón salió a córner. Los cachorros del Sevilla perdonaron el 1-1 y, en apenas medio minuto, se merendaron el 0-2. Al gigante no le puedes hacer cosquillas sin matarlo. Si suelta un zarpazo, el escuálido adversario sale volando por los aires.
Y eso sucedió. Oliveira ejerció esta vez de asistente de Gabi que, como ya hiciera hace dos semanas en Alicante, se sacó una volea sobre la marcha en la frontal para anotar el gol que abría brecha en el marcador y dejaba agonizante al entusiasta -pero inocente- equipo filial sevillano.
Aún así, el poco sólido Zaragoza, que sigue teniendo unos enormes boquetes defensivos en cada partido, todavía le brindaría una nueva opción de engancharse a la desigual pelea antes del intermedio. Si ya había habido un penalti claro de Paredes sobre Igor que el árbitro no había visto instantes antes, en el minuto 39 la pena máxima sí que se señaló por un leve empujón de Pignol a Mohammed. Igor tiró bien, pero López Vallejo rechazó a córner en una gran intervención que acabó por sentenciar la capitulación de David, que ayer no estuvo fino con su legendaria honda y lo pagó con un vapuleo sin paliativos.
Goliat no estaba por conceder más indulgencias y, si los andaluces soñaban con revivir tras el descanso, Arizmendi les firmó la defunción cuando solo habían transcurrido 25 segundos de la reanudación del partido. Un centro del peleón Braulio (que sigue sin marcar) lo cabeceó el larguilucho madrileño a la red y, de buenas a primeras, el partido quedó sentenciado justo en su mitad.
El segundo periodo se convirtió en un correcalles. Los cambios fueron devaluando el juego. Las marcas se reblandecieron. Pudo haber muchos más goles, pero faltó tensión en ambas escuadras. El único que acertó, para redondear la tarde, fue Oliveira con un golazo que levantó una ovación atronadora. Y el Zaragoza salió del Pizjuán y durmió segundo en la tabla. Ya llueve menos.
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