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Partido 1 Grupo A

Partido 1 Grupo A

 

POLONIA 1-1 GRECIA

A Polonia le puede el vértigo

La salida de Salpingidis revoluciona a la selección griega y descompone a Szczesny para lograr el empate final (1-1)

Polonia.: Szczesny; Piszczek, Wasilewski, Perquis, Boenisch; Blaszczykowski, Polanski, Murawski, Rybus (Tyton, min. 70); Obraniak, Lewandowski.

Grecia: Chalkias; Torosidis, A. Papadopoulos (K. Papadopoulos, min. 37), Papastathopoulos, Holebas; Maniatis, Katsouranis, Karagounis; Ninis (Salpingidis, min. 46), Gekas (Fortounis, min. 68), Samaras.

Goles: 1-0, min. 17: Lewandowski. 1-1, min. 51: Salpingidis.

Arbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Papastathopoulos, Holebas, Karagounis. Expulsó a Szczesny por roja directa (min. 69) por parte de Polonia; y a Papastathopoulos por doble amonestación (min. 44) por parte de Grecia

Estadio: Nacional de Varsovia.

Tampoco Polonia fue capaz de vencer la maldición que pesa sobre los anfitriones en un partido de apariencia fácil ante Grecia. Lo tuvo ganado cuando jugaba contra diez y llevaba un gol de ventaja y si no lo perdió fue por el portero suplente, Tyton. La intervención del guardameta, que paró un penalti a Karagounis, disimuló el gatillazo polaco e imposibilitó la remontada griega, siempre aguafiestas, irreductible en una jornada en la que incluso el árbitro, el español Velasco Carballo, pitó en su contra.

Hasta que medió el descanso, los griegos solo fueron reconocibles en el calentamiento, pero, una vez reanudado el partido, se acobardaron los polacos. Así de raro y cambiante fue el encuentro. Aunque en la víspera ya se apostaba por el empate, el nudo del choque salvó el desenlace y en la trama mucho tuvo que ver el árbitro. Tenía que ser el día de Lewandowski, el fino y atlético delantero del Borussia Dortmund, campeón de la Liga alemana con sus 22 tantos, y acabó siendo el de Salpingidis, veterano delantero del Paok, y el de Tyton.

Lewandowski fue el héroe inicial de la Eurocopa. La irrupción del ariete y de Polonia fue tan espectacular que Grecia concedió tres ocasiones nada más empezar y al cuarto de hora ya había tomado sin rechistar un gol.

Los anfitriones jugaban más que bien, excelentes académicamente, selectivos en sus llegadas por las bandas. No se cansaron de repetir una jugada hasta cantar gol: profundizaban los laterales, conectaban con los interiores y ponían la pelota franca para el gatillo de medios y delanteros. El pase atrás o el centro eran tan preciosos como imprecisa la definición. Hasta que Piszczek y Blaszczykowski conectaron con Lewandowski. El trío del Dortmund es la mejor garantía.

El ariete cabeceó espléndidamente la comba del lateral. El gol, sin embargo, sedó a los polacos, que dieron un paso atrás y perdieron continuidad. Aunque no están acostumbrados a llevar la iniciativa, los griegos se ganaron el campo y el balón hasta que intervino Carballo, tarjetero por definición. El colegiado expulsó por doble amonestación a Papastathopoulos después de una segunda infracción más que discutible. Le dio, sin embargo, por pitar falta por la misma regla de tres que después dejó sin sancionar unas manos de Perquis.

Grecia actuó de aguafiestas pese al mal arbitraje del español Velasco Carballo

Aparentemente, el partido quedaba a merced de Polonia. Ocurrió que intervino Santos y la salida de Salpingidis descompuso a Szczesny. El portero del Arsenal se equivocó dos veces y concedió el protagonismo al del Paok. Salpingidis marcó el empate tras un mal rechace del meta y de Wasilewski, provocó un penalti y la expulsión de Szczesny por zancadilla y si Velasco no le anula un gol por falta previa habría firmado la remontada de Grecia.

A falta de Lewandowski y Szczesny, Polonia encontró remedio en Tyton, que rechazó el penalti de Karagounis. La jugada monopolizó la segunda parte, escasa en juego y alterna en el dominio, nada que ver con el suspense iniciado con el gol de Lewandowski (m. 17) y que continuó con la expulsión de Papastathopoulos (m. 44), el empate de Salpingidis (m. 51), la tarjeta roja a Szczesny (m. 69) y acabó con el penalti que Ttyon paró a Karagounis (m. 70). Un carrusel de emociones difíciles de asumir para la ingenua Polonia, a la que le pudo el vértigo.

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