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Rey godo Rodrigo

 

Rodrigo

Rodrigo
Rey de los Visigodos
Cronicadonrodrigo.jpg
Portada de La crónica del rey don Rodrigo
Reinado 1 de marzo de 710 - julio de 711
Fallecimiento Batalla de Guadalete
Predecesor Witiza
Sucesor Agila II
Consorte Egilona

Roderico o Rodrigo en español y portugués, Roderic, Roderick, Roderik en idiomas germánicos, Rurik en eslavo, fue rey visigodo de Hispania entre el 1 de marzo del 710 y el mes de julio del 711, fecha en la que fue vencido por los musulmanes en la batalla de Guadalete y desapareció, presumiblemente muerto.[1] Una gran parte de la historiografía considera que, con su derrota, el reino visigodo de Toledo llegó a su fin.


Coronación

Desempeñaba el cargo de gobernador de la Bética cuando, al fallecer Witiza, fue aupado al poder por un poderoso grupo de nobles, con lo que entró en conflicto con Agila II, soberano en la Tarraconensis y la Narbonensis, e hijo del fallecido monarca. Estalló entonces una lucha por el trono que desembocó en la llamada de auxilio a los musulmanes, auspiciada por los partidarios de Ágila y facilitada por el conde de Ceuta, Don Julián. Los musulmanes prepararon una expedición. Táriq ibn Ziyad desembarcó antes en Gibraltar para tantear el terreno, para más tarde partir de nuevo con aproximadamente 7.000 efectivos desde Tánger a Gibraltar. Táriq ibn Ziyad, gobernador de Tánger, estaba al mando del contingente, en su mayoría bereber. De hecho, por causa de la ausencia del rey (por aquellos días en el norte) tuvieron tiempo para establecer su base en el lugar donde más tarde se alzaría la ciudad de Algeciras, rechazando a un pequeño contingente visigodo que trató de expulsarlos de la zona. Tras oír sobre esto, Rodrigo se apresuró al sur y el 19 de julio atacó a la expedición musulmana en pleno valle de Barbate, pero cometió el error de confiar en sus rivales, a los que encomendó una parte importante de su ejército, que le abandonó momentos antes de iniciarse el combate. En inferioridad numérica, fue vencido por los musulmanes.

Casó con Egilona, quien tras la muerte de Rodrigo esposó de nuevo con Abd al-Aziz ibn Musa, hijo de Muza y primer valí de Al-Andalus.

Muerte

Del último monarca visigodo no se sabe si desapareció o realmente murió en la batalla, el único dato que se conoce es que su caballo fue encontrado asaetado cerca del río. Hay referentes que, tras la derrota, lo sitúan como rey independiente de la antigua provincia de la Lusitania, y se menciona en la Crónica de Alfonso III la aparición de su tumba en Viseu en el norte de Portugal.

Leyenda

Portada de La crónica del rey don Rodrigo, que recoge las tradiciones sobre el último rey visigodo y la pérdida de España.

Por otro lado, la historia de todo ello se engrosa con una leyenda que enlaza a Don Rodrigo con la familia de Don Julián. Según cuenta la leyenda, Don Julián, Conde de Ceuta, como muchos otros nobles, envía a su hija Florinda (la Cava) a la corte de Toledo para ser educada y también con la idea de que era un buen lugar para encontrar marido entre los hijos de otros nobles. Por aquella época, el rey visigodo Don Rodrigo padecía sarna y era Florinda la elegida para que le limpiara la sarna con un delicado alfiler de oro. Así se fue fijando el rey Don Rodrigo en ella, queriéndola poseer, pero no en matrimonio. Con el tiempo y guiado por la lascivia, forzó a la joven. Ella, tras la consumación del acto, envía a su padre una serie de regalos entre los que pone un huevo podrido. Don Julián, recibiéndolo, comprendió lo que había pasado. Fue a Toledo a reclamar a su hija, aunque para no levantar sospecha, dice que debía llevarse a Florinda con él, ya que su mujer estaba terriblemente enferma y sólo la visión de su hija podía hacer que recobrase algo la salud. Don Rodrigo no desconfía y entrega la chica a su padre. Don Julián regresa a Ceuta y más ofendido que nunca entabla conversaciones con Musa ibn Nusair, para desembarcar en la Península Ibérica. Lo que no esperaba nadie es que los musulmanes tuvieran planeado quedarse allí. De hecho, con anterioridad se había hecho, por ejemplo Atanagildo llamando a los bizantinos o Sisenando, llamado a los francos, para que apoyaran a un noble u otro en las luchas intestinas de los visigodos.

De todos modos, al margen de esta historia coexisten una serie de pruebas menores que demuestran cómo, de algún modo u otro, Julián y parte de la aristocracia visigoda se esfuerzan deliberadamente por despertar el interés de los musulmanes hacia la Península y de que en un primer momento les prestaron considerable ayuda.

En el Arte y la Literatura

El escritor escocés Walter Scott y los ingleses Walter Savage Landor y Robert Southey, a partir de las leyendas asociadas al personaje, escribieron diversas obras: Scott, su poema La visión de Don Rodrigo, en 1811; Landor, su tragedia El Conde Julián, en 1812; y Southey, Rodrigo, el último de los godos, en 1814. El escritor norteamericano Washington Irving, durante su estancia en España, volvió a referirse a Don Rodrigo en sus Crónicas moriscas: Leyendas de la conquista de España (1835): "La leyenda de Don Rodrigo", "La leyenda de la subyugación de España", y "La leyenda del Conde Julián y su familia." Don Rodrigo también ha dado título a dos óperas: Rodrigo de George Frideric Handel (1707) y Don Rodrigo de Alberto Ginastera.

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