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27/10/2010 Copa del Rey 2010/11 Deciseisavos ida

27/10/2010 Copa del Rey 2010/11 Deciseisavos ida

 

27.10.2010 – Copa del Rey. 2010/11 – Dieciseisavos ida

Partido oficial Nº 3043 del R.ZARAGOZA

REAL BETIS 0-1 ZARAGOZA    

 

Ficha técnica

0. Betis: Casto, Isidoro, Belenguer, Arzu, Fernando Vega; Juande, Iriney (Rodri, m.82); Caffa (Rubén Castro, m.57), Emaná (Ezequiel, m.74), Israel, y Jorge Molina

1. Zaragoza: Toni Doblas; Diogo, Lázaro, Edmilson, Jarosik, Obradovic; Jorge Lopez, Pinter, Gabi (S.Boutahar, m.86); Braulio (Marco Pérez, m.82), Lafita (Ander, m.67)

Goles: 0-1: m.61, Gabi, de penalti

Árbitro: Javier Estrada Fernández (c.catalán). Mostró tarjeta amarilla a Lafita (m.28), Iriney (m.30), Jarosik (m.41), Braulio (m.44), Diogo (m.57), Fernando Vega (m.60), Gabi (m.65)

Incidencias: Partido de ida de dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en el nuevamente denominado Benito Villamarín ante unos 15.000 espectadores. Terreno de juego en deficientes condiciones

 

La Copa trae la victoria

Sevilla 28/10/2010

Un gol de penalti de Gabi sirve para que el Real Zaragoza logre el primer triunfo de la temporada y vea luz en el horizonte. En un partido escaso de brillo, los de Gay se cargaron de moral.

Hay vida ahí dentro. El Real Zaragoza obtuvo, por fin, la primera victoria de la temporada oficial en el campo del Betis. La Copa, la segunda competición del curso, sirvió anoche al equipo aragonés para reconciliarse con el triunfo y para poder soñar con una remontada en la Liga, donde la soga aprieta cada vez más en el cuello de los blanquillos.

El partido, no hay que engañarse, no permite echar las campanas al vuelo por su calidad. Pero, dadas las adversas circunstancias que se dan en el día a día zaragocista, lo de menos son ahora las formas. Hasta la segunda parte no apareció el equipo de Gay. La primera mitad pareció sobrarle. Un hecho que, por momentos, desesperó al técnico blanquillo, que no entendía tanta quietud en un duelo en el que hacía falta mostrar una cara nueva, diferente, ambiciosa. Algo debió decirles Gay en la caseta durante el descanso, después de la paupérrima primera mitad que desarrollaron todos sus hombres, que actuó de banderillas negras, de estímulo eficaz.

El Betis, con nueve suplentes (de los habituales, solo Emana e Iriney estuvieron en el once inicial de Mel), había mostrado las ideas mucho más claras que un Zaragoza en el que solo Edmilson, Pinter y Jorge López eran caras nuevas respecto del último partido ante el Barça. Sin ninguna brillantez, porque el partido tuvo un nivel muy escaso de fútbol, los meritorios del cuadro bético volvieron a dejar en evidencia a los Diogo, Obradovic, Lanzaro, Jarosik, Gabi, Lafita o Braulio, las piezas base de este Zaragoza actual que, si no ponen los cinco sentidos en cada lance, no están para plantar cara ni siquiera a un equipo de Segunda cimentado sobre una alineación alternativa.

Por fortuna, a tiempo, todo cambió en el segundo acto. A trancas y barrancas, de penalti, con más corazón que cabeza, el Zaragoza acabó superando sus complejos, sus miedos, y se hizo merecedor de un triunfo que le carga de moral en el momento de más necesidad de los últimos tiempos.

Ese inicio del segundo periodo, con un Braulio incisivo, un Jorge López más atinado en los pases, un Gabi más dinámico y un bloque más solidario (con los laterales más implicados en atacar), dejó los mejores minutos de fútbol ofensivo del Zaragoza en lo que va de temporada. Todo un alivio de cara al exigente futuro que aguarda.

El triunfo fue, como no podía ser de otra forma, muy sufrido. El gol, se marcó de penalti. Una pena máxima curiosamente clonada en tan solo 8 minutos. En el 53, Estrada Fernández no quiso pitar un contacto de Isidoro con Braulio en un contragolpe llevado por el ariete canario. En el 61, el árbitro sí que se decidió a castigar una acción gemela. Gabi, con suspense, la colocó dentro del marco pese a que Casto estuvo a punto de sacársela junto al palo.

De ahí en adelante, el Zaragoza sudó tinta para aguantar el primer éxito del año. Rubén Castro, al que Mel sacó al campo en busca de un revulsivo final, rozó el empate. En los últimos minutos, varios córners y faltas volcadas al área zaragocista llenaron de sufrimiento los corazones blanquillos. Juande pudo igualar en el 90. Ezequiel, en el 93, también anduvo cerca de romper el hechizo del primer triunfo, solo en el área. Pero ahí estaba Doblas, un bético de alma que fue, un día más, un santo para el necesitado Zaragoza.

La explosión de alegría que proporcionó el pitido final entre los gualdinegros de Gay fue el colofón soñado hace días por todos ellos. Se sabe ganar. Se sabe sufrir obteniendo el rédito necesario al término de los 95 minutos de un rudo partido. Por encima del valor concreto del marcador en la eliminatoria (que se pone muy de cara para pasar dentro de quince días a los octavos de final), el 0-1 de ayer en Sevilla es una inyección de vitaminas para el equipo más raquítico y anémico de la Primera División.

El Zaragoza va a afrontar desde hoy de manera muy diferente a lo hecho hasta ahora en Liga el partido de pasado mañana en Valencia. Ahora ya sabe que es capaz de ser solvente. Ayer, en el Villamarín, progresó ligeramente en su nueva colocación táctica, ese 5-3-2 propuesto por Gay como último flotador en medio de la tempestad. Parece un método válido.
Pese a que, durante la primera parte, el Zaragoza volvió a mostrarse atolondrado y deslabazado, supo venirse arriba y demostrarse a sí mismo que tiene enmienda. Ahora, es momento de aprovechar el impulso. Y sin tardar.

 

 

EL ZARAGOZA ENCARRILÓ LA ELIMINATORIA GANANDO EN EL BENITO VILLAMARÍN

Una Copa para olvidar los problemas

·         · El Betis dominó pero apenas creó peligro · El Zaragoza salió a defender y aprovechó su oportunidad · Gabi marcó el tanto en un claro penalti de Fernando Vega sobre Braulio · El Zaragoza consiguió su primer triunfo en lo que va de temporada

 

El Zaragoza se dio un baño de moral y logró su primera victoria en lo que va de temporada al ganar por la mínima en el Benito Villamarín. Un tanto de penalti de Gabi dejó encarrilada la eliminatoria ante el Betis y ofreció un respiro al equipo y a José Aurelio Gay, ahogado hasta el momento por las urgencias.

Quizá por ese miedo a fracasar, a sufrir otra decepción, el técnico del equipo maño planteó un partido marcadamente defensivo y conservador. Con tres centrales (Jarosik, Pinter y Lanzaro) y Edmilson por delante de la defensa, quedaba claro que las intenciones del Zaragoza eran esperar su momento y recibir pocas ocasiones.

Puede gustar más o menos, pero el caso es que en el Benito Villamarín la fórmula funcionó. La falta de ideas del Betis en los últimos metros, sin lugar a dudas, contribuyeron a ello. Con voluntad pero sin velocidad, el equipo de Pepe Mel fue demasiado previsible y poco agresivo en sus acciones.

Emaná contra el mundo
Con la voluntad local y el conformismo visitante, el partido tomó un cariz tan esperado como aburrido: el Betis dominaba sin crear apenas ocasiones y su rival se limitaba a guardarse las espaldas.

Sólo algún intento aislado de Emaná sacudió un primer tiempo infame en el que lo más llamativo fue una posible mano de Jorge López dentro del área del Zaragoza. El colegiado Estrada Fernández, como ya mostraría más adelante, no estaba para muchos jaleos. O al menos hizo lo posible por evitarlos.

El paso por vestuarios trajo consigo un cambio de orden, con un Zaragoza más incisivo y un Betis que se fue apagando con el paso de los minutos. Otro posible penalti, esta vez de Isidoro a Braulio, desató los nervios en el conjunto verdiblanco y provocó la reanimación de los de Gay.

Máxima rentabilidad
La defensa adelantada del Betis sufría con cada balón largo rival y en otro de esos balones a la espalda de la zaga se decidió el partido. Braulio esperó a Fernando Vega dentro del área y el defensa, pasado de revoluciones, cayó en la trampa. Gabi hizo el resto desde los once metros.

Como era de esperar, el Betis encerró a su rival en el área y Mel movió fichas con la esperanza de dar con la tecla. No fue así y el Zaragoza se llevó un premio tan inesperado como necesario para trabajar con tranquilidad en el próximo compromiso liguero, donde aún no ha conseguido lo que precisamente logró hoy: firmar su primera victoria.

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