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El Impero Hitita

Hititas

 

Mapa del Imperio Hitita: en rojo oscuro, el territorio del reino hitita hacia 1560 a. C.; en rojo claro, su máxima extensión, antes de la Batalla de Qadesh.

Los hititas, también llamados hetitas o heteos, fueron una población de origen indoeuropeo que se instaló en la región central de la península de Anatolia entre los siglos XVIII y XII a. C., teniendo la ciudad de Hattusa como capital. Hablaban una lengua propia indoeuropea, usando jeroglíficos propios y en otras ocasiones escritura cuneiforme prestada de la asiria. Aglutinó a numerosas ciudades-estado de culturas muy distintas entre ellas y llegó a crear un influyente Imperio gracias a su superioridad militar y a su gran habilidad diplomática, constituyéndose así como la "tercera" potencia en Oriente Medio (junto con Babilonia y Egipto). Perfeccionaron el carro de combate ligero, empleándolo con gran éxito, y se les atribuye una de las primeras utilizaciones del hierro en Oriente Medio como objeto de lujo.

Arqueología de los hititas [editar]

A pesar de que hoy en día se conoce mucho sobre este pueblo, tras su desaparición los hititas cayeron en el más absoluto olvido hasta el siglo XIX. Es sorprendente que lo que llegó a constituir uno de los mayores Imperios de la Antigüedad, haya pasado totalmente inadvertido durante tantos siglos. Gracias a numerosas excavaciones, algunas tan importantes como el descubrimiento de lo que sería algo así como un "archivo nacional" de Hattusa, y muchas referencias de origen asirio y egipcio, se ha podido reconstruir su historia y a la vez llegar a descifrar la escritura.

El nombre de Hatti [editar]

No se sabe a ciencia cierta cómo se llamaban a sí mismos. El nombre de Hati proviene de las crónicas asirias que lo identificaban como el "País de Hatti" (Chati), y por otra parte los egipcios les denominaban "Heta", que es la transcripción arbitraria del jeroglífico "Ht" (la escritura egipcia carecía de vocales).

El término proviene de las referencias bíblicas. Éste era llamado "Hittim", que Lutero traduciría al alemán como "Hethiter", los ingleses lo convirtieron en "Hittites", mientras que los franceses los denominaron primeramente "Héthéens" para acabar llamándoles del mismo modo que los ingleses, "Hittites". "Hititas" es el término general que se usa en español (también se ha usado el de "Heteos", pero es poco frecuente y está en desuso). Las referencias en la Biblia sobre los hititas las encontramos en Josué (3,10), Génesis (15,19-21), (23,3) Números (13,29) y Libro II de los Reyes (7,6).

En el libro 2 de Samuel, (11, 1-21), se hace referencia a Urías el hitita, combatiente de los ejércitos del Rey David, y esposo de Betsabé. Luego de tomar a ésta última como concubina, mientras Urías se encontraba en campaña bélica contra los amonitas, David, después de embarazar a Betsabé, lo mandó matar.

El descubrimiento de los hititas [editar]

En el año 1834 Charles Félix Tesier (1802-1871) descubre las ruinas de una antigua ciudad cerca de la aldea turca de Bogazköy (la que después sería identificada como su capital, Hattusa). En 1839, en su libro Description de l'Asie Mineure afirma que esas ruinas pertenecían a una civilización desconocida. En 1822, en Viajes por Siria y Tierra Santa, Johann Ludwig Burckhardt habla del encuentro de una lápida con jeroglíficos desconocidos, algo que pasó en su momento inadvertido. Pero en 1863, los norteamericanos Augustus Johnson y el director Jessup seguirían las huellas de Buckhardt en Hammath hasta encontrarla. Entre 1870-80 se investigan diversos restos por parte del misionero irlandés Willian Wright, que traslada algunas piedras a Estambul, y H. Skeene y George Smith, que descubren Carquemis, encuentran restos de la "escritura desconocida", la misma escritura que encontraría en el año 1879 Henry Sayce en Esmirna.

En 1880, Sayce afirma en una conferencia ante la "Society for Biblical Archaeology" que todos esos restos pertenecen a los hititas que menciona la Biblia. Cuatro años más tarde, William Wright aporta nuevas pruebas a la tesis de Sayce y publica un polémico y atrevido tratado: El gran Imperio de los Hititas, con el desciframiento de las inscripciones hititas por el profesor A.H. Sayce.

Hacia el año 1887 se descubre en Tell-el-Amarna numerosa documentación egipcia de la época de Amenhotep IV "el rey hereje", que incluye abundante correspondencia con las primeras alusiones directas a los hititas y a los Jebusitas. En 1888, Karl Humann y Felix von Luschan dirigen unas excavaciones en Sendjirli, y descubren una fortaleza hitita con numerosos bajorrelieves y toneladas de esculturas y vasijas de barro cocido. Entre 1891-92 William Flinders Petrie descubre tablillas en la misma "lengua desconocida", que se le llamaría primeramente "lengua Arzawa", debido a las alusiones que se hacían al territorio de Arzawa. En 1893 el francés E. Chante descubre en Bogazköy fragmentos de tablillas en la misma lengua.

Pero el mayor descubrimiento lo hace entre 1905-09 Hugo Winckler, en una expedición a Bogazköy, donde encuentra más de 10.000 tablillas de lo que parecía ser un "archivo nacional", entre las cuales se hallan textos bilingües, lo que permite descifrar numerosos documentos. Winckler afirma que esas ruinas pertenecen a la capital, la cual acaba denominando Hattusa. A partir de entonces, entre los años 1911-1952 la investigación se centra en descifrar la lengua hitita, cuyas mayores aportaciones las hace Johannes Friedrich que, en 1946, publica un Manual hitita y en 1952-54 un Diccionario de lengua hitita.

El punto culminante del descubrimiento de los hititas se produce durante las excavaciones dirigidas por Kurt Bittel en Bogazköy y las de Helmut Bossert en Karatepe, donde se encuentran nuevos textos bilingües que han ayudado a descifrar definitivamente la escritura hitita y la fijación de fechas.

Historia [editar]

Artículo principal: Historia de los hititas

El reino hitita abarcó desde el siglo XVIII hasta el XII a. C., pasando por etapas de gran poder y de relativa decadencia. La historia del reino hitita se divide en tres grandes periodos: el Reino Antiguo (1650-1500 a. C.) o primera expansión, el Reino Medio (1500-1430 a. C.), etapa de relativa decadencia, y el Reino Nuevo, donde alcanza su mayor poderío.

Los reyes hititas creían ser descendientes de Anitta, caudillo del siglo XIX aC en Asia Menor. Durante el siglo XVII a. C., el reino vive su primera gran expansión con Hattusil I, llegando a saquear en el siglo XVI a. C. Babilonia bajo Mursil I. Sin embargo, tras Mursil I hubo una serie de reyes poco documentados hasta que Telepinu intenta restaurar la gloria del imperio mediante la codificación de algunas leyes básicas. Sin embargo, tras Telepinu, el reino hitita, ahora en etapa media, cae de nuevo en manos de las intrigas dinásticas, sucediéndose, durante casi un siglo, reyes de los que se sabe muy poco, mientras el reino de Mitani aumentaba su poder.

Tudhalia I sentó las bases del reino nuevo, al restaurar parte de la gloria del reino antiguo. Su nieto Tudhalia II logró consolidar el poder hitita en Asia Menor, permitiendo a Shubiluliuma I realizar grandes conquistas y convertir a Mitani en vasallo. Estas grandes conquistas, sin embargo, enfrentaron durante el reinado de Muwatallis II a los hititas con los egipcios durante el reinado de Ramsés II en la Batalla de Kadesh, enfrentamiento del que los hititas salieron mejor parados, pero que permitió a Asiria recuperar su poder. Los siguientes reyes hititas intentaron oponerse a los asirios, hasta que Tudhalia IV fue derrotado en Nihriya. Sin embargo, Tudhalia IV compensó esta derrota llevando al imperio a su máxima extensión.

Shubiluliuma II, hijo de Tudhalia IV, se vio sorprendido por los ataques de los pueblos del mar, que no supo repeler, y que, junto a nuevas invasiones de los bárbaros kaska, hicieron desaparecer al imperio hitita de la historia.

Geografía [editar]

El corazón del imperio hitita - llamado comúnmente el país de Hatti - estaba situado en el recodo del río Kizil-Irmak(Marrasantiya en lengua hitita), donde se hallaba la capital Hattusa. Este núcleo limitaba al norte con las tribus kaskas, al sur con Kizzuwadna, al este con Mitani y al oeste con Arzawa. En el momento de máxima expansión hitita, Kizzuwadna, Arzawa y una parte importante del territorio kaska fueron incorporados al imperio, que incluía, además, una buena parte (o la totalidad) de Chipre y diversos territorios en Siria, donde el reino hitita limitaba al este con Asiria y al sur con Egipto.

Algunas de las principales ciudades hititas han sido localizadas, entre ellas Nesa o la capital Hattusa. Aún quedan ciudades por hallar, como, por ejemplo, Kussara, Nerik o Tarhuntassa. En Siria estaban especialmente las ciudades comquistadas al antiguo reino de Iamhan de Alepo, Karkemish y Kadesh.

Cultura [editar]

Es muy probable que a partir de grafismos, los hititas hubieran llegado a desarrollar su propia escritura basada principalmente en pictogramas, pero aunque se encuentran pictogramas en la zona hitita, aún no es dable relacionarlos directamente con la cultura hitita ni tampoco es posible de momento calificarlos como una escritura sistematizada. Lo que sí es corroborable es que los hititas adoptaron la escritura cuneiforme usada a partir de Sumeria en la Mesopotamia. Esta escritura les sirvió para su comercio internacional, aunque podía estar "dialectizada" acorde al idioma hitita, si bien al usarla en gran medida de un modo próximo al de los ideogramas resultaba inteligible para pueblos vecinos alófonos.

El arte hitita que ha llegado a nuestros días ha sido calificado desde el tiempo de los griegos clásicos como un "arte ciclópeo" debido a la magnitud de sus sillerías y a las dimensiones y relativa tosquedad de sus bajorrelieves y algunas pocas esculturas en bulto. Estas pocas esculturas en bulto parecen haber recibido alguna influencia egipcia, mientras que los bajorrelieves evidencian influjos mesopotámicos, aunque con un típico estilo hitita caracterizado por la ausencia de delicadezas formales -se nota un escaso detallismo-. Sin embargo, el arte hitita más típico se observa en los pocos elementos metálicos (especialmente de hierro) que han llegado hasta nuestros días. Aquí también se nota un arte "rudo" y basto, aunque muy sugestivo por cierta estilización y abstracción de índole religiosa, en la cual abundan símbolos bastante crípticos.

Lengua hitita [editar]

Artículo principal: Idioma hitita

La lengua hitita, también llamada nesita, es la más importante de la extinguida rama anatolia de las lenguas indoeuropeas, siendo los otros miembros el luvita, el palaico, el lidio y el licio. Uno de los grandes logros de la arqueología y la lingüística es el haber descifrado esta lengua, que se considera la más antigua de entre todas las lenguas indoeuropeas documentadas. Precisamente, al ser la más antigua, resulta interesante por los elementos de los que carece y que se hallan presentes en lenguas documentadas posteriormente.

Una de sus características principales es el gran número de palabras no indoeuropeas que contiene, debido a la influencia de culturas de Oriente Próximo, como la hurrita o la cultura del pueblo de Hatti, siendo especialmente acusada esta influencia en los vocablos de origen religioso. Consta de la mayoría de los casos habituales en una lengua indoeuropea, dos géneros gramaticales (común y neutro) y dos números (singular y plural), así como diversas formas verbales.

Aunque parece que los hititas contaban con un sistema de pictogramas, pronto comenzaron a usar también el sistema cuneiforme.

Religión y mitología [editar]

La religión hitita llegó a ser conocida como «la religión de los mil dioses». Contaba con numerosas divinidades propias y otras importadas de otras culturas (muy especialmente, de la cultura hurrita), entre las cuales destacaba Teshub, el dios del trueno y la lluvia, cuyo emblema era un hacha (algo semejante, aunque puede ser casual, se observa en la civilización minoica, con su labrix), y Arinna, la diosa del sol. Otros dioses importantes eran Aserdus (diosa de la fertilidad), su marido Elkunirsa (creador del universo) y Sausga (equivalente hitita de Istar).

El rey era tratado como un escogido de los dioses y se encargaba de los más importantes rituales religiosos. Si algo no iba bien en el país, se le podía culpar a él si había cometido el más mínimo error durante uno de esos rituales, e incluso los propios reyes participaban de esta creencia; así, por ejemplo, Mursil II atribuyó una gran peste que asoló el reino hitita a los asesinatos que llevaron a su padre al trono, y realizó numerosos actos para pedir perdón ante los dioses.

Bibliografía [editar]

Referencia histórico-general [editar]

  • Bittel, Kurt (1976). Los Hititas. traducción por José Gil de Ramales. Madrid: Aguilar.
  • Bryce, Trevor (2001). El reino de los hititas. Ediciones Cátedra, S.A. ISBN 978-84-376-1918-7.
  • Ceram, C. W. (1985). El misterio de los hititas. Ediciones Destino, S.A. ISBN 978-84-233-0760-9.
  • Kuhrt, Amelie (2001). El Oriente próximo en la antigüedad, c. 3000-330 a. C.. Editorial Crítica. ISBN 978-84-8432-163-7.
  • Loon, Maurits N. van (1985). Anatolia in the second millennium B.C. Leiden: E.J. Brill.
  • Macqueen, J. G. (1986). The Hittites : and their contemporaries in Asia Minor. London: Thames and Hudson.
  • Sáez Fernández, Pedro (1988). Los hititas. Ediciones Akal, S.A.. ISBN 978-84-7600-335-0.

Textos hititas [editar]

  • Alp, Sedat (1991). Hethitische Briefe aus Masat-Höyük. Ankara: Türk Tarih Kurumu Basimevi.
  • Bernabé, Alberto (1979). Textos literarios hititas. Madrid: Editora Nacional.
  • García Trabazo, José Virgilio (2002). Textos religiosos hititas. Mitos, plegarias y rituales. colección: Biblioteca de Ciencias Bíblicas y Orientales número 6. Primera edición crítica bilingüe de los textos hititas realizada en España a partir de las ediciones cuneiformes. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-522-4.
  • Hagenbuchner, Albertine (1989). Die Korrespondenz der Hethiter. Heidelberg: Winter.
  • Kosak, Silvin (1982). Hittite inventory texts: CTH 241-250. Heildelberg: Winter.

Novela histórica [editar]

Historia de los hititas

Los hititas fueron un pueblo de la antigüedad asentado en la península de Anatolia. Alrededor del siglo XVIII a. C. fundaron un reino con capital en Hattusa, que, con el tiempo, llegó a convertirse en una de las grandes potencias de Oriente Próximo, junto a Mitani, Egipto y Asiria, abarcando, en el momento de su máxima expansión (siglo XIII a. C.), prácticamente toda Anatolia y partes importantes de Chipre, Siria y Mesopotamia. Los hititas desaparecieron bruscamente de la historia durante la embestida de los pueblos del mar, aproximadamente en el año 1200 a. C.

Tradicionalmente, la historia hitita se ha divido en tres partes: el reino antiguo, donde los hititas edificaron un poderoso reino; el reino medio, una etapa bastante oscura y con cierta decadencia de la fortaleza hitita; y el reino nuevo, donde los hititas alcanzan la categoría de imperio y su máxima expansión. No obstante, en la actualidad se dispone de suficiente información para desechar la existencia del reino medio, prefiriéndose hablar de una etapa oscura o de decadencia, anterior al reino nuevo.

Contenido

Anatolia central al comienzo del segundo milenio [editar]

La situación en Anatolia para la época de la que disponemos documentación, gracias a los restos arqueológicos de comerciantes asirios, es bastante complicada. Por un lado, parece existir una cultura nativa, de lengua no indoeuropea, representada por los Hattis, y que se caracteriza por una civilización urbana refinada, de la que se conservan numerosos vestigios en Hacilar, Çatal Hüyük y Alisar. Sin embargo, junto a esta cultura aparece otra, que usa lenguas indoeuropeas, particularmente en la ciudad de Nesa. No es posible saber si estos elementos indoeuropeos se corresponden con la migración de algún pueblo distinto al hatti, al que podríamos llamar hitita, y si esta migración, en caso de haberse producido, fue pacífica o violenta.

La teoría más común sobre el origen de los hititas es que una serie de tribus de habla indoeuropea emigraron desde Europa a Anatolia, mezclándose con (o conquistando) a las civilizaciones locales, para acabar formando una cultura común. Destaca particularmente la posibilidad de que el origen de los elementos indoeuropeos esté relacionado con la cultura de Kurgan (del ruso Kourga, que describe las tumbas de la élite de esta cultura), civilización del V milenio a. C., que con toda probabilidad hablaba una lengua próxima al indoeuropeo original, y se extendía por las llanuras entre el Dnieper y el Volga. Sin embargo, algunos historiadores, como Collin Renfrew, creen que los indoeuropeos llegaron a Anatolia por el este; y aún otros especialistas sostienen que en realidad nunca hubo una influencia cultural indoeuropea más allá del idioma nesita, y que existe una evidente continuidad entre los primitivos asentamientos de Çatal Hüyük y la civilización posterior.

Independientemente del origen de este complejo escenario, parece claro que a partir del segundo milenio, el nesita se convierte en la lengua de las cortes de Anatolia Central, y las diversas culturas, indoeuropeas o no, se acaban fusionando en una serie de principados políticos.

Influencia asiria y formación del reino hitita [editar]

Durante los primeros siglos del segundo milenio a. C., los asirios, destacados comerciantes, inundaron Anatolia de pequeñas colonias mercantiles, centralizadas en la ciudad de Nesitas, que ellos llamaban Kanesh. Los registros de sus transacciones nos permiten atisbar una fructífera importación de materiales como el bronce, escasos en Asia Menor, y una situación política fragmentada, con numerosos principados, que, sin embargo, tenían la suficiente estabilidad como para asegurar un marco legal útil para los asirios.

Poco se sabe sobre estos reinos - parece ser que Nesa perdió la preeminencia momentáneamente a manos de otra ciudad, Mana, e incluso fue destruida, pero, recolonizada, tardó poco en recuperar la hegemonía, sólo para perderla de nuevo a manos de Pittkhana (o Pithana) de Kushara y su hijo Anitta. Anitta edificó un pequeño imperio, conquistando numerosos reinos (entre ellos, la ciudad de Hattusas que destruyó totalmente y sobre la que lanzó un anatema). El imperio de Anitta se considera el precursor de los hititas, ya que aún después de su muerte, cuando la ciudad de Hattusas fue reconstruida (bajo Hattusil I), los monarcas hititas afirman descender de la casa de Kushara.

Aparte de Anitta, existen referencias a dos posibles antecesores de los hititas, Tudhalia y Pusarrumas, pero nada se sabe sobre ellos.

El Reino Antiguo [editar]

El reino antiguo (aproximadamente 1680-1430 a. C.) se corresponde con las fases iniciales del reino de Hattusa, que, de un pequeño principado, pasó a ser una potencia con intereses en Asia Menor y Siria, aunque en el último siglo de este periodo cedió poder y protagonismo a Mitani.

Los inicios del reino de Hattusa [editar]

Poco sabríamos de los primeros reyes de los hititas si uno de ellos, Telebino, no hubiese escrito 150 años después del inicio de este periodo, un edicto encaminado a justificar la necesidad de sus reformas, que incluye una introducción histórica al origen del poder hitita, en la que se menciona a tres monarcas: Labarna I, Hattusil I y Mursil I.

Se desprende de este documento que el verdadero fundador del imperio hitita fue Labarna, que agrupó a las diferentes ciudades-estado y los pequeños reinos bajo una autoridad central y ensanchó las fronteras del recién creado reino hacia el oeste y hacia los mares Negro y Mediterráneo. También es posible que consolidara la institución de la monarquía al dictar disposiciones que garantizaran la sucesión. El nombre de Labarna se usó con posterioridad como sinónimo de "rey", lo que lleva a algunos historiadores a dudar de la existencia real de este monarca.

Su hijo Hattusil I pudo apoyarse en la base política que Labarna le legó, para lanzar numerosas campañas militares, principalmente contra el reino de Alepo y contra los hurritas. Por otra parte, estableció en Hattusas la capital de los hititas, que se iba a mantener en esa ciudad hasta el final del imperio (excepto durante un breve periodo del reino nuevo). Hattusil, en un testamento que se ha conservado, repudió a su hijo, y nombra sucesor a Mursil I, su nieto, a quien también nombra hijo adoptivo.

Mursil I estrechó los lazos que unían a las ciudades-estado e incorporó éstos al reino hitita, de tal modo que puede ser considerado como el principal artífice de lo que sería el Imperio Arcaico o Reino Antiguo. Expandió aun más las fronteras, llevando, a modo de venganza, la conquista de Alepo (en cuya empresa había fracasado Hattusil), además de derrotar a los hurritas. Estas victorias convirtieron al reino hitita en una de las potencias de Oriente Próximo, hasta el punto de que, una vez conquistada Alepo (1595 a. C.), Mursil encabezó una expedición contra la ciudad de Babilonia, que tomó y saqueó, una empresa más sorprendente que efectiva, ya que la distancia impedía cualquier intento de control efectivo por parte hitita. Tras su marcha, el control de Babilonia pasó a manos de los casitas, posibles aliados de los hititas, lo que provocó la caída de los amorreos.

En el año 1590, poco después de su regreso, muere asesinado a manos de su cuñado, Hantil I, primero de una serie de reyes de los que poco se sabe (Hantil I, Zidanta I, Ammuna y Huzzia I). Durante esta época el país de Hatti, debido al poder y prestigio consolidados por Mursil, se mantuvo sin grandes modificaciones ni peligros, excepto en Siria, donde el creciente poderío de Mitani amenazaba las posiciones hititas. Además, durante esta época hacen su primera aparición documentada los Gasga o kaskas, un conjunto de tribus bárbaras situadas al norte de Hattusas que se convirtieron durante toda la historia hitita en una permanente amenaza para la capital, que los hititas nunca fueron capaces de destruir totalmente.

Estos contratiempos obtuvieron respuesta con la llegada al poder de Telebino (1525-1500 a. C.), que destaca, entre otras cosas, por la documentación del sistema hereditario, con el que se proponía acabar con la anarquía de sus inmediatos antecesores. Según el Edicto de Telebino, la sucesión quedaba asegurada por el ascenso automático al trono del heredero varón escogido por el rey; la garantía del cumplimiento la tenía el pankus, o Consejo de Nobles. Junto a este edicto, Telebino hizo la primera gran codificación de las leyes hititas, que destacaban por la benignidad de los castigos y las numerosas innovaciones jurídicas.

La sociedad hitita del reino antiguo [editar]

Uno de los elementos más importantes de la monarquía hitita era el ya mencionado pankus, al cual Telebino aseguró el derecho a la jurisdicción incluso ante el propio rey, ya que podía condenar a muerte a cualquier rey si se demostraba que éste planeaba el asesinato de algún familiar. A diferencia del resto de dinastías de la zona, los reyes hititas no se atribuían una estirpe divina, de modo que el pankus también tenía una función legitimadora de la monarquía.

Gran parte de la población hitita de la época estaba compuesta por personas libres que trabajaban alrededor de aldeas administradas por un consejo de ancianos que tenía fundamentalmente una función de carácter jurídico. Estas instituciones, a cambio de gozar de cierta autonomía, estaban obligadas a contribuir con mano de obra al rey.

La estructura económica giraba en torno a los templos y palacios, que actuaban como centros coordinadores de la actividad comercial y artesanal. Los artesanos trabajaban a cambio de ser alimentados, motivo por el cual el palacio debía disponer de excedente agrícola, necesario para el funcionamiento de la economía hitita, hasta el punto de que a veces se recurría a colonos militares para garantizarlo.

El periodo oscuro (Reino Medio) [editar]

Durante los años que siguen al reinado de Telebino, se produce una disminución del poderío hitita. El gobierno estuvo en manos de reyes que no pudieron evitar el ascenso y consolidación del poder de Mitani, que llegó a constituir una seria amenaza para el imperio hitita, arrebatándole diversos territorios en Siria.

Junto a esta relativa decadencia, se constata una escasez de documentación que impide conocer casi nada acerca de los reyes de la época (Alluanna, Tahurwaili, Hantil II, Zidanta II, Huzzia II y Muwatallis I), aunque parece posible constatar que hubo una continua lucha por el trono y numerosos desórdenes dinásticos.

El Reino Nuevo [editar]

El reino nuevo es el periodo (1430-1200 a. C., aproximadamente) durante el cual el imperio hitita alcanzó su máxima extensión y poderío, que mantuvo hasta la irrupción de los pueblos del mar, momento en el cual desapareció de la historia.

Nuevas armas: la equitación y el carro de combate [editar]

Durante esta época, empezó a desarrollarse en Irán y Asia Central la equitación, que, unida al carro ligero de combate (o carro de guerra), revolucionó el campo de batalla, al proporcionar una nueva movilidad a todos los ejércitos. El carro de combate se convirtió en el arma principal de los hititas durante el Imperio Nuevo, como ocurrió en el resto de reinos de Oriente Próximo.

Los carros hititas, de dos ruedas de seis radios, estaban tirados por dos caballos, y eran manejados por lo que hoy conocemos como auriga. Sus ocupantes disparaban flechas antes de la carga, durante la cual usaban lanzas. En las ruinas de Hattusas se han encontrado unas tablillas que contienen el manual de hipología más antiguo de entre todos los conservados. El texto está firmado por un tal "kikkuli", del país de Mitani, por lo que se considera que algún rey hitita habría tomado el servicio de un hurrita para que le enseñara la técnica de la equitación.

Las conquistas de Shubiluliuma I [editar]

Tras el asesinato de Muwatallis I, su sucesor Tudhalia I (1430-1400 a. C.) asienta las bases del nuevo imperio. Tras sofocar una serie de rebeliones y frenar la amenaza kaska, comenzó a recuperar terreno frente a Mitani, alcanzando Alepo. Arnuanda I,intentó proseguir la guerra con Mitanni, pero tuvo que enfrentarse a una invasión kaska que sólo pudo ser derrotada en tiempos de Tudhalia II, quien, a su vez, logró someter gran parte de Anatolia Occidental (a veces llamada Arzawa) al dominio hitita.

Esta expansión permitió, durante el reinado Shubiluliuma I (1344-1322 a. C.), una campaña militar decisiva contra Mitani, en la que se saqueó su capital. Después de algunos años de guerra, los hititas fueron capaces de apoderarse de gran parte de Mitani y convertir el resto en un estado vasallo. La debilidad de Egipto, Babilonia y una Asiria que comenzaba su renacimiento, facilitó a Shubiluliuma convertirse en la mayor potencia de la época, llegando a intentar una alianza matrimonial con Egipto, que fracasó al ser asesinado su hijo.

La rivalidad con Egipto: la batalla de Kadesh [editar]

Artículo principal: Batalla de Kadesh

 

Esferas de influencia de Hititas (rojo) y Egipcios (verde) poco antes de la Batalla de Kadesh (1274 a. C.)

A la muerte de Shubiluliuma en el 1322 a. C. le sucedió Arnuanda II, pero éste murió a causa de una epidemia un año más tarde, ocupando el trono su hermano mayor, Mursil II (1321-1295 a. C.). Tan pronto como accedió al trono, se vio obligado a mantener por las armas el legado de su padre. En una campaña de dos años destruyó el poderío de los estados de Arzawa, incluyendo Ahhiyawa, que algunos historiadores identifican con los Aqueos y Micenas, y luego se volvió contra los kaskas, a los que causó daños importantes, alejándolos de Hattusas por un tiempo.

Tras la muerte de Mursil heredó el trono su hijo Muwatallis II (1295-1272 a. C.), que vio cómo las tensiones acumuladas con Egipto por sus antecesores implicarían con casi toda seguridad una guerra. Como preparación ante las hostilidades, Muwatallis II trasladó la capital a Tarhuntassa y dejó a su hermano Hattusil III a cargo del norte del reino. Con la subida al trono egipcio del ambicioso faraón Ramsés II, la guerra se hizo inevitable y se produjo la batalla de Kadesh, de resultado incierto pero que frenó los intentos de expansión egipcia.

El resurgir de Asiria [editar]

Urhi-Teshub, hijo y sucesor de Muwatallis II, que llevó la capital de nuevo a Hattusas se encontró con que Asiria había aprovechado la lucha entre Egipto y el imperio hitita para ocupar lo que quedaba de Mitani. Para frenar esa amenaza, los hititas intentaron reinstaurar a su vasallo en el trono de Mitanni, pero fracasaron - a partir de este momento, Asiria se convertiría en una amenaza constante para el reino hitita.

Hattusil III, hábil militar que destacó por sus grandes éxitos contra los kaskas, logró el trono de su sobrino Urhi-Teshub, probablemente debido al desprestigio de éste, pero su usurpación creó una serie de problemas dinásticos que debilitaron todavía más al reino hitita, especialmente cuando Urhi-Teshub buscó refugio en la corte de Ramsés II, faraón con el que posteriormente Hattusil firmaría un tratado de paz. Estas debilidades, junto a la fortaleza de Asiria, dieron lugar a una expansión de esta última, que culminó, en tiempos de Tudhalia IV, hijo de Hattusil, en la derrota de Nihriya. Los asirios se apoderaron de ricas regiones mineras cerca del imperio hitita, y de Babilonia.

Desaparición del imperio hitita [editar]

Tudhalia IV fue capaz de recuperarse de la derrota frente a los asirios al reforzar el reino en Asia Menor y en Chipre, alcanzando probablemente la máxima expansión hitita. El trono pasó a sus hijos, primero Arnuanda III y luego Shubiluliuma II, que tuvieron un comienzo de reinado no muy distinto al resto de los reyes hititas, con revueltas en Arzawa, Siria, Chipre, etc.

Estas revueltas fueron sofocadas, y nada hacía presagiar un reinado muy distinto a Shubiluliuma II. Sin embargo, la aparición por sorpresa de los pueblos del mar (aproximadamente en 1200 a. C.), causó grandes desórdenes en todo el Mar Mediterráneo Oriental. Estos desórdenes, a los que se unieron las tradicionales invasiones kaskas, no pudieron ser combatidos eficazmente, y como consecuencia de ello, el reino hitita desapareció de la historia.

Algunas ramas colaterales de la familia real siguieron conservando reinos de cultura hitita, destacando el de Carkemish en Siria, que no fue conquistado por los asirios hasta el siglo VIII a. C.

Bibliografía [editar]

Referencia histórico-general [editar]

  • Bittel, Kurt (1976). Los Hititas. traducción por José Gil de Ramales. Madrid: Aguilar.
  • Bryce, Trevor (1999). The kingdom of the hittites. New York: Oxford U. P..
  • Ceram, C. W. (1981). El misterio de los hititas. traducción por Jaime Gascón. Séptima edición. Barcelona: Destino.
  • Kurth, Amélie (2000). El Oriente próximo en la antigüedad, c. 3000-330 a. C.. traducción por Teófilo de Lozoya. Barcelona: Crítica.
  • Macqueen, J. G. (1986). The Hittites : and their contemporaries in Asia Minor. London: Thames and Hudson.
  • Loon, Maurits N. van (1985). Anatolia in the second millennium B.C. Leiden: E.J. Brill.
  • Sáez Fernández, Pedro (1988). Los Hititas. Madrid: Akal.

Textos hititas [editar]

  • Alp, Sedat (1991). Hethitische Briefe aus Masat-Höyük. Ankara: Türk Tarih Kurumu Basimevi.
  • Bernabé, Alberto (1979). Textos literarios hititas. Madrid: Editora Nacional.
  • García Trabazo, José Virgilio (2002). Textos religiosos hititas. Mitos, plegarias y rituales. colección: Biblioteca de Ciencias Bíblicas y Orientales número 6. Primera edición crítica bilingüe de los textos hititas realizada en España a partir de las ediciones cuneiformes. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-522-4.
  • Hagenbuchner, Albertine (1989). Die Korrespondenz der Hethiter. Heidelberg: Winter.
  • Kosak, Silvin (1982). Hittite inventory texts: CTH 241-250. Heildelberg: Winter.

 

Monarcas hititas

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Monarca o rey hitita es el título habitual para los gobernantes del imperio que se extendió por Asia Menor y tuvo su capital en Hattusa.

Su estudio es bastante complicado por la falta de documentos, así que la mayoría de las dataciones son inseguras, particularmente durante el periodo oscuro o Reino medio. Sin embargo, existe un cierto consenso sobre la mayoría de los nombres contenidos en la siguiente lista, con excepción quizá de Kurunta y de Hattusil II.

 

Reyes hititas

Nombre

Fechas de reinado

Posibles predecesores

Pittkhana

Siglo XVIII aC

Anitta

Siglo XVIII aC

Tudhalia

Siglo XVIII aC

Pusarrumas

Siglo XVIII aC

Reino Antiguo

Labarna I

1680 - 1650 aC

Hattusil I

1650 - 1620 aC

Mursil I

1620 - 1590 aC

Hantil I

1590 - 1560 aC

Zidanta I

1560 - 1550 aC

Ammuna

1550 - 1530 aC

Huzzia I

1530 - 1525 aC

Telebino

1525 - 1500 aC

Periodo oscuro o Reino Medio

Alluanna

siglo XV aC

Tahurwaili

siglo XV aC

Hantil II

siglo XV aC

Zidanta II

siglo XV aC

Huzzia II

siglo XV aC

Muwatallis I

siglo XV aC, hasta 1430 aC

Reino Nuevo

Tudhalia I

1430 - 1400 aC

Arnuanda I

1400 - 1385 aC

Tudhalia II

1385 - ¿1360? aC

Hattusil II

siglo XIV aC

Tudhalia III

siglo XIV aC

Shubiluliuma I

Indeterminado, hasta 1322 aC

Arnuanda II

1322 - 1321 aC

Mursil II

1321 - 1295 aC

Muwatallis II

1295 - 1272 aC

Urhi-Teshub

1272 - 1265 aC

Hattusil III

1265 - 1237 aC

Tudhalia IV (primer reinado)

1237 - 1228 aC

Kurunta

1228 aC

Tudhalia IV (segundo reinado)

1228 - 1209 aC

Arnuanda III

1209 - 1208 aC

Shubiluliuma II

1207 - ¿1178? aC

 

 

 

 

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