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CARTEL FIESTAS DEL PILAR 1900

CARTEL FIESTAS DEL PILAR 1900

CARTEL FIESTAS DEL PILAR 1900

Autor: Julio Vilá Prades

De 1900 data la primera convocatoria a concurso que conocemos donde ya se establecían básicamente las condiciones que se repetirían año a año. Aquel año se concedieron 1.000 pesetas al ganador que resulto ser Julio Vilá Prades, artista valenciano, cuya obra, en realidad tiene muy poco de cartel.

En ella se advierte el gusto por representar absolutamente todos los festejos que iban a celebrarse: gigantes y cabezudos, toros, el rosario, la retreta militar… dispuestos con una gran minuciosidad y dibujado hasta el mas mínimo detalle, ocupa un lado del cartel junto al que, separado por una especie de maraña, donde aparecen flores y elementos vegetales, se encuentra el programa de festejos. Presidiendo el conjunto, la Virgen del Pilar y el templo mariano, junto a imágenes relacionadas con los sitios de Zaragoza, y alegorías del trabajo y la cultura, en cuyo fondo se representa la parte baja de un patio renacentista aragonés, los tendidos de luz eléctrica, una cámara fotográfica, etc. En esta obra se aprecia un intento de combinar escenas, pero se puede decir que es un claro ejemplo de lo que no debe ser un cartel en sentido moderno, a pesar de que en la época debió de gustar mucho por la crítica que se hizo de el en la prensa:

“Su factura es agradable, la composición acertadísima y el conjunto de detalles surge la armonía mas prefecta. El pintor ha resuelto con maestría el difícil empeño de representar gráficamente lo mas saliente de un programa tan variado como el de las próximas fiestas de Pilar, sin recargar la nota”.

Es un conjunto de cuadros amalgamados muy el gusto de la época en que la pintura costumbrista y el estilo academicista era lo que primaba. A Zaragoza había llegado la litografía y habían odio hablar de carteles, pero no se había asimilado lo que era un cartel moderno.

En este cartel el texto esta totalmente desconexionado del resto del conjunto; en realidad, es otro cartel aparte, al que el autor ha querido dar unidad con esos elementos vegetales que lo bordean, pero sin conseguirlo.

Las medidas del boceto eran de 60 cms. de alto por 30 cms. de anchura, y estas de cuadruplicarían para confeccionar el cartel definitivo, es decir, que el cartel tendría unas dimensiones 2,80 m. de altura por 1,20 m. de anchura (según se decía en las bases del concurso). Se confecciono en la casa Portabella que contaba con el mejor taller de la ciudad y de prestigio nacional como se reconocía en las Actas de los plenos del Ayuntamiento de 1900 y de numerosos artículos aparecidos en la prensa.

En esta línea estarían todos los bocetos presentados a concurso en ese año, cuyo estilo esta muy relacionado con los carteles de toros, y que duda cabe, con el tipo creado por Marcelino Unceta, cuya figura pesaría durante muchos años sobre todos los artistas aragoneses y al que en numerosísimas ocasiones se le menciona en la prensa como gran cartelista o creador de este genero en la región.

 

Cartel  presentado a concurso en el año 1900

Autor: Ricardo Pieltain

Afortunadamente ha llegado hasta nosotros uno de los bocetos presentados a concurso en 1900 y que viene a demostrar la afirmación hecha anteriormente. Se trata del boceto presentado bajo el nombre de “Refulgens” y, que según su propietario, Don Enrique Aubá, es obra de Pieltaín. En el aparecen varias escenas habituales de fiestas: retreta militar, toros y gigantes y cabezudos; junto a estas el tema religioso esta presente mediante el camarín de la Virgen y el templo mariano. Completa el boceto una vista de la ciudad desde el Puente de Piedra y la figura de una mujer coronada que lleva el escudo de Aragón el de la ciudad y un manuscrito.

En este año también se edito un cartel-recuerdo de las fiestas del Pilar, firmado por C. López y que sigue la misma línea de cartel con varias escenas. Este mismo artista, junto a Soteras, fueros los encargados de hacer las ilustraciones del programa de fiestas de 1900 que muy bien podrían convertirse en carteles de la época. En ellas se representan en formato alargado y en escenas únicas, las distintas atracciones y ceremonias que se realizarían en las fiestas, rodeando, dichas escenas, una orla que tiene un claro matiz modernista.

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