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LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº17 (27.11.2022)

LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº17 (27.11.2022)

PARTIDO OFICIAL Nº 3580

BURGOS CF 2-2 REAL ZARAGOZAReal Zaragoza SAD

  • Atienza 90’ (PP)
  • Gaspar 65’
  • Curro 90’
  • JAIR JR 55’



Titulares



5 Atienza 2 GABI F.
6 Navarro   60’ 3 JAIR JR
9 Daoudi   60’ 5 Jaume   70’
10 Bermejo   60’ 10 Bermejo
11 Gaspar   86’ 12 Larra   76’
13 Caro (P) 13 Raton (P)
14 Elguezabal (C)   15’ 18 Fran Gamez
16 Curro 20 Simeone
18 Cordoba 21 Zapater (C)   86’
19 Areso 24 Lluis Lopez
23 MATOS 28 Mollejo   86’

Sustituciones



14 Elguezabal (C)   4 Michel Zabaco 15’ 5 Jaume   4 PETROVIC 70’
9 Daoudi   8 Pablo Valcarce 60’ 12 Larra   11 VADA 76’
10 Bermejo   22 Muñoz 60’ 28 Mollejo   14 Serrano 86’
6 Navarro   7 Artola 60’ 21 Zapater (C)   7 Miguel 86’
11 Gaspar   15 Hernandez 86’

Burgos CF 2-2 Real Zaragoza

55.5 % Posesión 45.5 %
3 remates dentro 4
2 disparos bloqueados 3
6 remates fuera 3
11 disparos recibidos 11
3 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 1
9 faltas recibidas 4
4 faltas cometidas 10
141 perdidas de posesion 156
68 recuperaciones de posesion 59
4 fueras de juego 2
xxxxxx

El Zaragoza tira la victoria en Burgos

El equipo de Escribá roza el triunfo (2-2) tras adelantarse dos veces. Un error en la prolongación le cuesta una victoria a la que le había puesto fases de buen juego y trabajo. Jair y Atienza en propia puerta firmaron los goles aragoneses en el segundo tiempo. 

 

Lo tuvo en la mano, con el puño cerrado, un partido de los que había invertido méritos para ganar, sufriendo cuando tocaba y también imponiéndose en muchos minutos, pero al Zaragoza se le escapó una de esas victorias que tanto duele perder, cuando ya se están celebrando. No es sencillo meterle en su campo dos goles a este Burgos rocoso e infatigable, y menos aún es que el Zaragoza inofensivo de los últimos tiempos sea quien los meta: los metió pero no ganó. 

El empate suma un punto, pero sobre todo resta dos, y mantiene al equipo de Escribá alejado de los triunfos que tanto necesita. El final no se escribió hasta el último suspiro, en un desarrollo trepidante de los acontecimientos en el que el Zaragoza pasó de tenerlo todo a sentir que no tenía nada. Se había adelantado por segunda vez al filo del minuto 90, después de un abordaje de Gámez y Francho que Atienza se metió en su portería. Pero ya en la prolongación, con el partido reventado en mil pedazos y sin que el Zaragoza supiera darle el oficio que requerían esos minutos, el Burgos, con golazo de Curro, se aprovechó de un desliz de Fuentes y de la blandura de un equipo que pensaba que ya estaba la faena facturada.

El Zaragoza digirió el resultado como una derrota, pero su juego anunció cierta recuperación. Escribá aún no ha traído el triunfo, pero ha arreglado en cierto modo la avería. Ahora, es cuestión de que el coche arranque de nuevo. Su fútbol, en todo caso, se ha revitalizado, tiene otra textura: genera más caudal ofensivo y transmite una intención más ambiciosa. Así lo plasmó en Burgos, un feudo donde no era fácil hacerlo.

Escribá ha entendido la continuidad en las alineaciones como un primer paso hacia la consolidación de su idea y apenas agitó el once. Larrazabal fue la única pincelada novedosa en su 4-4-2, un movimiento con afán de estirar a lo ancho con juego en las bandas la tupida defensa de Calero. Un planteamiento que se encontró, en cambio, con un Burgos más afilado de lo habitual, reformado en su estructura: no salió con defensa de cinco hombres, sino, en un 4-2-3-1, con una pieza ofensiva más, reuniendo a Curro, Álex Bermejo y Gaspar Campos con el tanque Mourad.

Aunque los goles llovieron tras el descanso, el Zaragoza puso mayores argumentos para marcarlos antes, en un acto inicial de fútbol intrépido, incisivo y vertical, muy mejorado en fondo y forma. La primera mitad constantó que Caro, el portero del Burgos, está tocado por la mano de los dioses esta temporada. El Zaragoza lo sacó en todas las fotografías, con hasta tres ocasiones nítidas de gol. Nada más empezar, Bermejo, agazapado en el segundo palo, cabeceó en vuelo rasante. La pelota parecía tomar forma de gol, pero Caro impuso una mano prodigiosa y firme. No tardó mucho Simeone en explotar de la nada, a golpes de astucia, habilidad física y perseverancia, uno de los balones en los que solo él cree: le ganó la posición a Elgezabal, que le saca dos cabezas, y enfiló hacia la portería.

Quién sabe si Caro le intimidó al abrir sus brazos como una bestia alada o no, pero Simeone resolvió mal, muy alto. El Zaragoza había salido como un huracán ante un Burgos cosido a ocasiones de gol. Esto no es habitual: el Burgos no encaja porque tiene un portero que para lo imposible, pero también porque concede poco. El Zaragoza supo hincarle el diente, solo falló en la suerte del acierto, con Mollejo y Simeone, un pareja de avispas, que no pararon de picotear con su insistencia, híperactividad y energía.

Escribá fijó en el extremo izquierdo a Bermejo y en el derecho a Larrazabal, y esa amplitud partió la defensa del Burgos en dos, abriendo un canal central por el que corrieron como balas Simeone y Mollejo, ganando segundas jugadas, arañando balones a los defensas, cazando cualquier miga que llevarse a la boca. En una de esas, Mollejo se atragantó de balón cuando tenía solo a Simeone y resolvió mal. Pero la más clara estaba por llegar: el mismo Mollejo se infiltró en el área y su trallazo lo frenó Caro con un spagat.

Casi todo el peligro se fabricaba en el sector derecho, donde Escribá reunió a Gámez, Zapater, Larrazabal y Mollejo, tipos de mucha pierna, empuje y fuertes en duelos. Allí se concentró el foco de actividad del Zaragoza. No había grandes ideas ni destellos, pero se ganaban metros. El peaje de este planteamiento de Escribá lo pagó Bermejo, un Bermejo más posicional, demasiado aislado en el lado opuesto y sin excesiva influencia en la trama.

Zapater y Grau, una vía de paso

El partido se jugaba a lo quería el Zaragoza, sacando al Burgos de su zona de confort y ofreciéndole más posesión de la que está acostumbrado a gestionar (52%) y negándole así su habitual juego de ataques relámpago. Escribá ha simplificado varias cosas en zonas del campo donde no se resuelve nada y ha aumentado la presencia del equipo por delante de la pelota, atacando con más hombres y más actividad. Zapater y Grau conformaron una vía de paso más que de creación, un centro del campo donde se hacen cosas sencillas: el Zaragoza, así, buscó tener la pelota cuanto antes en alguno de sus cuatro futbolistas de arriba.

Por su parte, el Burgos apenas se estiraba cuando conectaba una diagonal con Curro, Álex Bermejo y Campos. Éste tuvo la mejor opción poco después de que su central Elgezabal se fuera lesionado. Y poco más: un par de tiros lejanos, uno de Murad tras un regalo de Fuentes y otro de Álex Bermejo.

Al descanso se fue el Zaragoza con empate a cero, pero con la mochila repleta de papeletas de gol. Y no tardó en llegar a la vuelta al césped. Simeone, otra vez, ganó una batalla de las suyas y provocó una falta lateral. El balón parado se anunciaba crucial ante un rival que abre pocas puertas y ventanas. Ya contra el Málaga, el Zaragoza avisó de mejoras en este aspecto. Un detalle en la estrategia podía desequilibrar el duelo. Sergio Bermejo, más protagonista tras el descanso, tocó con suavidad, como si acariciara la pelota con un trapo de terciopelo, y Jair se elevó para superar a Caro. Por fin, la torre había caído.

El Burgos, ante el gol, metió un triple cambio y subió líneas. El Zaragoza dio el paso atrás al que obliga un rival con un puyazo clavado. Artola, un interesante creador de fútbol, agitó la tarde y comenzó a causarle problemas a Grau, amonestado, y Zapater. El Burgos empujaba, atornillando al Zaragoza en su campo. El guión era otro. En un balón cruzado desde la izquierda, por Matos, Lluis López, jugador que siempre deja dudas y vive en estado continuo de baja fiabilidad, no despejó y Campos disparó a gol ante Ratón, que poco antes había parado un duro disparo de Curro.

El Zaragoza vivió su crisis dentro del partido a raíz de ese gol. Se jugaba demasiado rápido, no podía inyectar cloroformo, serenidad, ante la electricidad que sacudía el partido. Vivió momentos duros en ese zarandeo de ida y vuelta, pero también era fácil intuir que iba a tener su oportunidad ante un Burgos abierto y lanzado. Fue Francho quien dirigió ese asalto cuando ya tocaba la corneta del minuto 90. El balón de un contragolpe de libro lo metió Gámez al área y Atienza lo atropelló hacia su portería. El Zaragoza lo tenía hecho. Solo faltaban los tres minutos de alargue: amurallarse, no cometer errores y dejar correr el reloj. Pero un desliz defensivo final descosió el triunfo: Curro elevó la pelota sobre Ratón y dejó al Zaragoza sin dos puntos que llevarse a la boca. Un triunfo que se había trabajado con mucho empeño e intención y que se tiró a la papelera cuando ya se descorchaban las burbujas de la celebración. 

Ficha Técnica

Burgos CF: Caro, Areso, Córdoba, Elgezabal (Zabaco, 14), Matos; Atienza, Navarro (Artola, 59); Álex Bermejo (Mumo, 59), Curro, Gaspar Campos (Juan Hernández, 86); y Mourad (Valcarce, 59).

Real Zaragoza: Ratón; Gámez, Lluís López, Jair, Fuentes; Grau (Petrovic, 70) y Zapater (Francho, 85); Bermejo, Larrazabal (Vada, 75); Mollejo (Puche, 85) y Simeone.

Goles: 0-1, min. 54: Jair Amador. 1-1, min. 65: Gaspar Campos. 1-2, min. 89: Atienza, en propia puerta. 2-2, min 92: Curro.

Árbitro: Jon Ander González Esteban (Comité del País Vasco). Mostró tarjeta amarilla a Jaume Grau (38), Atienza (43), Mumo (66), Córdoba (91’), Petrovic (88). Expulsó a Petrovic con roja directa al acabar el partido por protestar.

Incidencias: Partido de la jornada 17 del campeonato de Segunda División disputado en El Plantío, con una asistencia de 9.042 espectadores. Tarde fresca, con diez grados. Terreno de juego en buen estado. Antes del comienzo del partido, se guardó un minuto de silencio en memoria de Antonio Solana, exportero del Burgos fallecido recientemente.

 SD HUESCA X-X SD HUESCA

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