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Cartel Maestranza 2019

Cartel Maestranza 2019

 

La pintora María Gómez ha realizado un cartel en el que ha dado protagonismo a Chicuelo, del que se cumplen cien años de su alternativa en Sevilla

  

La esperada presentación ha tenido lugar este mediodía en el salón de los carteles de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. La obra, que firma la pintora salmantina María Gómez, representa a Manuel Jimenez «Chicuelo» interpretando una chicuelina y está dedicado al torero sevillano del que se cumplen 100 años de alternativa.

María Gómez es la segunda mujer en realizar este trabajo después de Carmen Laffón, y como ella misma señaló «es la primera vez que pintaba un cartel taurino». La pintora comentó como aceptó el encargo y que al saber el centenario de la alternativa de Chicuelo decidió representarlo. «Me hizo ilusión saberlo y que la familia había pedido que se recordara» y fue sincera: «he hecho lo que he podido».

Gómez explicó la técnica que ha empleado, un cartel en acrílico al temple sobre el que previamente colocó páginas de periódico que pueden verse en algunas partes del cartel.

El teniente de hermano Mayor de la Real Maestranza, Santiago de León y Domecq, presidió el acto de presentación antes de que el profesor Juan Fernández Lacomba reseñara el currículum de la autora y destacará los detalles técnicos de su obra.

«Maria Gómez es una artista con una personalidad ineludible en los últimos 40 años; como pintora se sitúa en la pintura que ha derivado de la Transición, de los años 80 y destacó su sobra que se debate entre la figura, contenido y argumento». Lacomba la definió como una «taurófila que además mantiene el nivel de la colección».

El cartel

Esta obra formará parte de la colección de carteles que ha dado nombre al salón que los alberga en la plaza de toros y que atesora firmas como las de Miquel Barceló, Carmen Laffón, Larry Rivers, Botero, Eduardo Salinas, Luis Gordillo o Hernán Cortés, el chileno Guillermo Muñoz Vera, el creador sevillano Juan Fernández Lacomba, el arquitecto cántabro Navarro Baldeweg, Carlos Franco o Claude Villalat, que lo firmó en la pasada campaña.

María Gómez (Salamanca, 1953) es una artista dedicada a la pintura, con una dilatada e intensa trayectoria artística, que ha logrado el reconocimiento nacional e internacional, siendo una figura indiscutible en la pintura española desde los años 80.

Sus obras están presentes en las colecciones más importantes tanto privadas como institucionales del país y cuelgan de museos e instituciones como Artium, el Museo de Arte Contemporáneo Patio Herrereriano, Fundación «la Caixa» y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

 

El primer cartel de la Maestranza: 25 años después

El pintor sevillano Luis Manuel Fernández fue pionero en la colección de arte contemporáneo que sirve para anunciar la temporada taurina sevillana desde 1994

Se han cumplido 25 años y este mismo viernes serán ya 26 los carteles que engrosen la ambiciosa –y polémica- colección de arte contemporáneo que ha ido conformando la Real Maestranza de Caballería desde que el recordado pintor y caballero Juan Maestre de León tuviera la idea –y hasta la osadía- de abanderar una iniciativa a la que entonces no se le podía adivinar el alcance. Se trataba de romper muchos estereotipos y abrir nuevas ventanas en un mundo, el del cartelería taurina, en el que todo estaba demasiado estereotipado. Con o sin polémica, la presentación del cartel pictórico ya forma parte del calendario natural de la temporada taurina.

La obra que presente este viernes la creadora charra María Gómez aún es una incógnita y el veredicto definitivo lo dará la calle, más allá de las pomposas explicaciones que suelen acompañar o justificar ciertas manifestaciones del arte contemporáneo. Merece la pena ahora echar la vista atrás para evocar los inicios de esta aventura que ha plagado de firmas de prestigio al salón de la plaza de toros que toma el nombre de los carteles que expone desde 1994. Y uno tuvo que ser el primero: el pintor sevillano Luis Manuel Fernández, que rompió la primera lanza de la mano de Maestre

Me había quedado segundo en el primer concurso de pintura de la Real Maestranza. Luis Manuel Halcón era el teniente de Hermano Mayor y Juan Maestre, creo, era ya diputado de Música. Aquel fue mi primer contacto con la casa”, evoca el pintor mientras da los últimos toques a un preciosista paisaje en su estudio de Heliópolis. En el cuadro se funden el agua, el cielo y la vegetación dándonos algunas de las claves de su obra, las mismas que le sirvieron hace un cuarto de siglo para romper algunos moldes de la cartelería taurina. Pero antes llegó aquel concurso a finales de los 80: los se expusieron en la Casa de los Pinelo y los maestrantes, que habían dado el primer premio a Paco Borrás, decidieron comprar el cuadro de Luis Manuel para colocarlo en su Casa. Un año después, en 1990, se volvió a presentar y ganó. Había entrado en la órbita del cuerpo nobiliario...

Cartel de Luis Manuel Fernández de 1994.

En realidad conocía a todo el mundo. Santi Léon, el actual teniente, era de la quinta de Juanito Maestre y a partir de ahí traté a todos los tenientes de Hermano Mayor. Todos formaban parte del mismo equipo”, recuerda el pintor, bañado por la luz matinal del invierno sevillano. “Fue Juan el que comenzó la historia. Y no fue fácil. Hasta ese momento había sido la empresa Pagés la encargada de editar un cartel que no terminaba de salir del costumbrismo. Era una imagen de postal, kistch... y llegó Juanito...” rememora. “Era como un hito, una isla en medio del clasicismo de la Maestranza, de unos señores fieles a unos tiempos y una forma. Él convenció a todos para cambiar el concepto de la cartelería e iniciar una colección”.

La figura de Juan Maestre, inexcusablemente, recupera la actualidad a pesar de los años transcurridos desde su prematuro fallecimiento. Y fue él el que recurrió a su amigo Luis Manuel para abrir la espita. “Me dijeron que querían dejar atrás el papel de la empresa Pagés y crear una colección a través de la obra de pintores. A esas alturas yo ya había hecho muchas cosas y me veía seguro. Pero también tenía muchas dudas...”. Había que romper muchas inercias, abrir nuevas puertas y, sobre todo, gustar a la ciudad. “Querían hacer un cartel taurino, que no fuera lo que se había hecho hasta ese momento pero... ahí estaba Sevilla”, reconoce el pintor, materializando aquellos miedos con la perspectiva de estos años.

Y había que ponerse a trabajar. “Planteé dos ideas, dos bocetos que ahora están colgados en la biblioteca de la Maestranza. Quise llevarme el tema a mi terreno del paisaje, identificar el cartel con el motivo de mi obra. Yo venía del mundo de la publicidad y me había influido mucho las cosas de Álvarez Gámez. Ese poder de síntesis lo conocía yo”, recuerda Luis Manuel que, en principio, concibió una idea mucho más atrevida que los temores del momento impidieron desarrollar plenamente . “Planteé una vista desde la calle Betis a la Maestranza, muy frontal y en el último tercio aparecía la fachada de la plaza, casi amaneciendo. Dos tercios de ese cartel era una mancha de agua, muy abstracta... era un cartel muy simple y hasta pinté los casilleros en los que tenían que aparecer las corridas”, detalla Fernández calificando su primer proyecto de cartel de “rompedor”. “Me gustaba la idea, quería llevar una obra que tuviera que ver con lo que yo estaba haciendo en ese momento pero vieron que íbamos a pasar de las panderetas a esto y tuve que plantear una segunda opción en la que ya jugaba con el escudo real”.

En ese punto surgieron nuevos temores. ¿Podía molestarse la Casa Real por emplear sus emblemas? “Hice una mezcla de todo, usando la simbología de los colores cerámicos: el azul del escudo, el albero del fondo y el rojo, color propio de los maestrantes, en el filo. Luego me llevé el centro al terreno que yo quería que no era otro que plasmar un paisaje de la Maestranza”. Cuando el cartel estaba casi finalizado, el pintor recibió la visita de Luis Manuel Halcón y Joaquín Guajardo-Fajardo. Dieron el visto bueno. El cartel ya era un hecho y sólo quedaba presentarlo en público: “Un periodista, cuando se presentó la obra, dijo que se trataba de un cartel que perduraría en el tiempo. Era lo que yo pretendía. No quería hacer un cartel de moda sino que se convirtiera en clásico. Jugué con elementos que siempre serían identificables”. Pero no terminaron ahí las anécdotas. La obra aún tenía que convertirse en papel, programas de mano, entradas.... El pintor recuerda con especial cariño el viaje irrepetible en su coche, acompañado de Juan Maestre y con el cartel golpeándoles las cabezas. Tenían que ir a Los Barrios para hacer la pruebas de color en Gráficas Roca. “Nos invitaron a una mariscada tremenda y yo le decía a Juanito, entre risas, que como no me gustaran las pruebas me daba igual el marisco”.

Llegados a este punto, Luis Manuel Fernández da un breve repaso a lo que ha venido después, metiéndose en el charco de las incomprensiones que han recibido algunas de las obras escogidas por la Maestranza en este cuarto de siglo. “La relación de autores es increíble, alucinante. Otra cosa es que se haya acertado o no. Si te dicen que va a hacer el cartel Alex Katz piensas en una obra colorista, en sus personajes americanos... en su propia iconografía” advierte el cartelista de 1994 precisando que Katz, como muchos otros, “no vino a Sevilla a empaparse, a conocer el color le brindaba la plaza de la Maestranza. Le habría cambiado por completo la percepción”. Fernández también recuerda la polémica que acompañó el de Barceló admitiendo que algunos carteles no llegaron a acertar. “Hay muy buenas firmas pero a un autor de esa dimensión no se le puede pedir que se siga ninguna línea; es algo muy difícil. Te tiras al vacío y esperas a ver qué sale...”

Con esa perspectiva que da el tiempo reconoce que hoy, 25 años después, no realizaría el mismo cartel. “Entonces me cortaron un poco las alas sobre lo que yo quería hacer. Yo quería llevar el tema taurino al terreno del paisaje, identificar el cartel con mi obra, con esos grandes fondos en los que aparecería la Maestranza diluida... Era una imagen casi tópica, con el río, frontal... era un cuadro que funcionaba como cartel pero no se hizo. Tuve que jugar con la simbología para alumbrar un cartel correcto. Eso sí, se mantiene en el tiempo pero hoy me plantearía otro tipo de cartel. Tendría la ventaja de ver lo que se ha hecho y decidir en función de las críticas anteriores, de lo que había funcionado y lo que no” reflexiona el autor añadiendo que “eso es algo que no han aprovechado. Se han hecho ya 25 carteles y se va a presentar el 26. En la Maestranza ya se tira por alto y no se baja el listón. Yo creo que soy el menos importante de la colección (risas). Ahí hay gente de una talla impresionante”. Pero, la conversación, inevitablemente vuelve a poner sobre la mesa la figura de Juan Maestre. “Tuvo el acierto increíble de dar ese paso”, concluye el pintor.

 

 

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