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LA CUEVA DEL BÚHO (IBDES, ZARAGOZA)

LA CUEVA DEL BÚHO (IBDES, ZARAGOZA)

LA CUEVA DEL BÚHO (IBDES, ZARAGOZA).

UN NUEVO HÁBITAT EN CUEVA DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SISTEMA IBÉRICO

Fernando Pérez-Lambán1,2, Rafael Laborda Lorente1,2, Jesús Vicente Picazo Millán1, Mario Gisbert León2

1 Universidad de Zaragoza, Dpto. Ciencias de la Antigüedad-Prehistoria y IUCA Instituto Universitario de Ciencias Ambientales de Aragón

2 CEA Centro de Espeleología de Aragón

Fernando Pérez Lambán, fperezlamban@gmail.com

RESUMEN

Se presentan los resultados de la primera campaña de excavación en la Cueva del Búho (Ibdes, Zaragoza). Se trata de una cavidad con buena orientación y condiciones de habitabilidad, pero con un acceso dificultado por su posición colgada en un escarpe calcáreo vertical de unos 50 m de altura que domina las hoces del curso bajo del río Mesa (actualmente inundadas por el embalse de la Tranquera). Esta inaccesibilidad ha podido contribuir a la preservación de su registro arqueológico. El material de superficie y los resultados de esta primera campaña de excavación ofrecen un interesante lote de artefactos que permiten constatar un intenso uso habitacional durante la Edad del Bronce. A este respecto, la ubicación de la cavidad, en la cuenca del Jalón, puede mostrar los juegos de influencias entre el Bronce meseteño, presente en yacimientos del Sistema Ibérico Occidental y el Bronce turolense del Sistema Ibérico Oriental, que en zonas vecinas penetra hasta la misma Depresión del Ebro. Además, la presencia de materiales de otras cronologías evidencian la frecuentación de la cueva en época bajo imperial, medieval y moderna, aunque la relativa baja frecuencia de los materiales de éstas épocas parecen indicar un uso del yacimiento mucho menos intenso que en la Edad del Bronce.

PALABRAS CLAVE: Edad del Bronce; Romano; Medieval; Sistema Ibérico; Cueva.

1. INTRODUCCIÓN

La Cueva del Búho (Ibdes, Zaragoza) se sitúa en la margen izquierda del río Mesa, sobre el embalse de la Tranquera, al NE de la localidad del Ibdes en la denominada Peña del

Búho o Cerro Soriano (Figura 1). Se abre en la parte superior de un alto escarpe calizo de unos 50 m. Sus coordenadas son: 598960-4565110 (UTM. ETRS89, zona 30), 770 msnm.

Cueva del Buho Ibdes  Figura1

La cavidad fue explorada en 1995 por el Centro de Espeleología de Aragón (Gisbert y Pastor, 2009, 260-263) y ya entonces se observó en su interior abundante material cerámico de la Edad del Bronce. Además, en la cima del cerro, en 2005 se localizó un “yacimiento de la Prehistoria Reciente o Protohistoria”1 cercano a la Cueva del Búho.

La cavidad se abre en la parte superior de un alto escarpe calizo de unos 50 m por lo que el acceso se realiza necesariamente descendiendo unos 10 m por una pared casi vertical. Consta de una única galería horizontal de alta bóveda y 19 m de longitud que se abre al cortado con amplia boca (Figura 2).

Cueva del Buho Ibdes  Figura2

Esta apertura tiene una buena orientación hacia el E, favoreciendo su insolación y su utilización. Además sus condiciones de accesibilidad le confieren un carácter protegido.

Este escarpe ha sido generado por la incisión transversal del río Mesa en un anticlinal de materiales Cretácicos (del Albiense al Santoniense, 113-83 MA). Además puede observarse líneas de fractura de tendencia horizontal y vertical relacionadas con los esfuerzos del plegamiento (Figura 2, líneas discontinuas). La cavidad se ha desarrollado a partir de la confluencia de dos de estas líneas de fractura en dolomías y calizas nodulosas de la Fm Nuévalos, que en este flanco del anticlinal presentan un buzamiento de 30º (Figura 3).

Cueva del Buho Ibdes  Figura3

2. OBJETIVOS

La aparente preservación en buenas condiciones del registro arqueológico ofrece una buena oportunidad para completar el conocimiento de la ocupación rupestre de la Edad del

Bronce del Sistema Ibérico (Picazo, 2005), buscando resolver algunas preguntas concretas y cuestiones generales.

2.1. Fases y cronología

Si bien las noticias previas apuntaban a la existencia en el yacimiento de abundante material cerámico de la Edad del Bronce, se estableció la necesidad de comprobar la posible existencia de esa y otras fases de utilización de la cueva en diferentes periodos históricos.

2.2. Funcionalidad del yacimiento

Las Cavidades y grutas de diversos tipos han sido utilizadas en prácticamente todos los periodos históricos. Pero estos usos de las cavidades han satisfecho diferentes necesidades y representan diferentes funciones sociales, siendo las más importantes el almacenaje/ocultación de bienes, el refugio temporal de personas, el lugar de habitación permanente y el lugar de enterramiento. Por tanto, un objetivo fundamental de la excavación de la Cueva del Búho ha sido el de establecer qué función o funciones están presentes en cada fase del yacimiento.

2.3. Estratigrafía

Más allá de la posibilidad de existencia de diferentes fases de ocupación, se ha buscado evaluar el estado de preservación y potencialidad del registro arqueológico y estratigráfico del yacimiento. Es frecuente que las cuevas presenten contextos muy alterados, sea por las continuas frecuentaciones de las mismas, sea por el dinamismo interno de algunas cavidades. Tratándose la que nos ocupa de una cavidad con poca circulación de agua y teniendo un acceso complicado, se planteó la posibilidad de que preservase secuencias estratigráficas amplias y completas. Comprobar esta circunstancia ha sido un objetivo capital en esta excavación.

2.4. Juego de influencias regionales

Por último, al estar este yacimiento en el valle del Jalón, su registro puede mostrar los juegos de influencias entre el Bronce meseteño, presente en yacimientos del Sistema Ibérico Occidental (Jimeno, 1988) y el Bronce turolense del Sistema Ibérico Oriental (Picazo, 1993), que en zonas vecinas penetra hasta la misma Depresión del Ebro (Pérez-Lambán et al., 2010).

 

3. METODOLOGÍA

3.1. Sistema de referencia y planimetría

La tarea inicial fue el establecimiento de un sistema de referencia interno en la cueva que sirviera para la localización espacial (X, Y, Z) de todos los elementos arqueológicos recuperados y para las labores de documentación planimétrica y estratigráfica.

Para ello se partió de la topografía previa realizada por el Centro de Espeleología de Aragón y publicada por Gisbert y Pastor (2009, 260-263) en su catálogo de cavidades de laProvincia de Zaragoza, que fue redibujada con mayor detalle (Figura 4).

Cueva del Buho Ibdes  Figura4

Se seleccionó un punto de la pared de la cueva de fácil acceso y visibilidad desde gran parte de la superficie parafijar un “punto 0” a partir del cual definir una cuadrícula de cuadros de 1 m de lado y orientada según los dos principales ejes cardinales (Figura 5). A partir de este punto se dispuso una cuadrícula aérea con columnas designadas por letras de W a E, y filas numeradas de N a S, dejando el primer cuadro (1A) fuera de la cueva por el NW para asegurarnos de que todo nuestro registro entrara en una sola región del sistema de coordenadas así creado. El “punto 0” que sirvió para la generación de toda la cuadrícula coincide así con la esquina SE del cuadro 14N y es el punto de control y referencia para las coordenadas X, Y, Z internas del yacimiento.

Cueva del Buho Ibdes  Figura5

Por tanto, el control espacial dentro de la cueva se realiza por un doble sistema perfectamente compatible y con fácil traducción de uno a otro. Por un lado, cada elemento tiene asociado un cuadro (definido por número y letra) y unas coordenadas dentro del mismo (x, y, z), siendo la esquina SW el origen de coordenadas de cada cuadro. Por otro lado, cada elemento tiene asociadas unas coordenadas absolutas internas del yacimiento expresadas a partir del “punto 0” (X, Y, Z). La conversión de x, y a X, Y es sencilla; basta tener en cuenta la distancia en ambos ejes entre el “punto 0” y el origen de coordenadas de cada cuadro. En cuanto

a las cotas, z=Z pues la referencia vertical es siempre la cuadrícula aérea dispuesta en el plano horizontal del “punto 0”. El uso de este doble sistema de referencia se justifica por motivos prácticos. Durante la excavación resulta conveniente trasladar la cuadrícula aérea y reproducirla al nivel del suelo con plomadas para medir a partir de ella. Sin embargo otras tareas de documentación por la cueva son más fáciles de medir desde el “punto 0” y para las fases posteriores de análisis espacial de las distribuciones de elementos registrados, es conveniente expresar todas las ubicaciones según un único sistema de coordenadas, esto es, el que parte del “punto 0”.

3.2. Registro espacial del material de superficie

Posteriormente se recogió el material de superficie, ubicándolo en referencia a la cuadrícula y sistema de coordenadas interno. Esto obedece por un lado a la necesidad de preservar este material y facilitar el tránsito por el yacimiento, y por otro lado a la posibilidad de disponer así de un conjunto de datos espaciales susceptibles de análisis posteriores de frecuencias y densidades que revelasen zonas de mayor incidencia o diferencias en función de cronología o tipo de material.

La medición de la posición de cada elemento recogido se realizó midiendo con un distanciómetro laser Leica modificado su distancia (d), rumbo (α) e inclinación (β) respecto al “punto 0” (u otras estaciones de referencia trasladadas desde éste para acceder a zonas sin contacto visual del “punto 0”). Transformar estos datos en coordenadas cartesianas es relativamente sencillo:

X=d cosβ cosα

Y=d cosβ sinα

Z=d sinβ

3.3. Excavación

Se ha practicado un sondeo de 6 m2 en el fondo de la cueva, en los cuadros 5B, 5C, 5D, 6B, 6C y 6D. El sondeo se realizó por unidades estratigráficas según el sistema Harris (1991). El material encontrado durante el proceso e excavación se coordenó in situ en relación a la cuadrícula (x, y, z) y posteriormente tradujo esta información al sistema de coordenadas absolutas del yacimiento (X, Y, Z).

Todo el sedimento fue cribado con un paso de malla de 2 mm para recuperar todo el material arqueológico. Los materiales recuperados en criba fueron asignados a su cuadro con las coordenadas correspondientes al centro del mismo.

 

4. RESULTADOS

4.1. Estratigrafía y estructuras

En los cuadros 5C, 5D, 6C y 6D se ha alcanzado una profundidad máxima de unos 60 cm desde la superficie

Cueva del Buho Ibdes  Figura6

(Figura 6 y Tabla 1). Los cuadros 5 B y 6B son un nicho en la pared final de la cueva donde se limpió el sedimento hasta llegar a un caos de bloques.

Cueva del Buho Ibdes  Tabla1

Las diferentes unidades estratigráficas, de naturaleza sedimentaria (UE 0001 y UE 0002), desmanteladas en ese espesor se corresponden fundamentalmente con un nivel revuelto, oscuro y poco compacto, formado por material arqueológico de diversas épocas, excrementos de ave, restos de nidos y restos de fauna de origen antrópico y animal. La separación entre las unidades estratigráficas 0001 y 0002 viene marcada por la irrupción lateral de dos conos (UE0003 y UE 0006) de un material más anaranjado compuesto por un sedimento arcillo-arenoso proveniente de la arrastres de sedimento y arcillas de decalcificación por las grietas de la cueva.

Este nivel revuelto apoya sobre un lecho de paja (UE 0012) y un suelo de tierra compactada bien preparado (UE 0011). Este suelo tiene incorporados huesos de melocotón (Figura 7) y apoya a su vez en una caída de manteados (UE 0014) y dos grandes bloques de caliza (UE 0015 y UE 0016). De estos dos bloques, la UE 0016 es una gran laja dispuesta en una posición vertical probablemente intencional. La UE 0013 es una unidad sedimentaria análoga en su composición a las unidades estratigráficas 0001 y 0002, pero se ha diferenciado de éstas por estar bajo la cota de la UE 0011. La relación estratigráfica concreta entre UE 0011 y UE 0013 no quedará clara hasta que no se profundice más el sondeo. Por lo pronto parece que el nivel revuelto rellena el hueco generado en sectores donde la estratigrafía (UE 0011, UE 0014…?) ha sido destruida.

En el apartado de estructuras hay que mencionar, además del suelo de la UE 0011, la presencia de manteados de barro in situ adheridos a diferentes puntos de la pared de la cueva y al ortostato UE 0016. Estos manteados (Figura

8) indican un acondicionamiento de la cavidad para mejorar sus características como lugar de ocupación. Además la existencia de capas superpuestas indica que hubo un mantenimiento de este acondicionamiento.

Todo ello parece apuntar a una voluntad de permanencia y a un uso efectivo relativamente duradero en alguno de los momentos de frecuentación de la cueva. Por otro lado, hay al menos una especie de ménsula tallada en la pared a unos 2 m de altura respecto al suelo actual y varios huecos naturales que pudieron aprovecharse como mechinales. Esto unido a la presencia de manteados a más de 4 m de altura respecto al suelo actual del yacimiento parece abrir la posibilidad de que el acondicionamiento de la cueva incluyese a construcción en madera de diferentes pisos o repisas.

Cueva del Buho Ibdes  Figura7

Paralelamente se comprobó la existencia de dos galerías descendentes que suponen un mayor desarrollo de la cueva hacia el W (galería abierta en el cuadro 4B) y hacia el NE (galería abierta en el cuadro 3E). La primera de estas galerías esta rellena y cegada por un sedimento revuelto que contiene material arqueológico (UE 0001 y UE 0002), mientras que la segunda por un paquete homogéneo y poco compacto formado por excrementos y huesos de microfauna y ausencia de material arqueológico (UE 0005).

Cueva del Buho Ibdes  Figura8

4.2. Materiales muebles

Todo el sedimento excavado fue sistemáticamente tamizado con cribas de 2 mm de paso de malla, de modo que se considera que se ha recuperado el 100 % del material mueble arqueológico. No obstante, con algunos elementos se estableció un criterio de recogida por resultar excesivamente abundantes y poco informativos por ser muy homogéneos. Así, los fragmentos de madera se recogieron si presentaban signos de trabajo antrópico o exposición al fuego. La fauna se recogió sistemáticamente, pero la microfauna fue muestreada. Los manteados de barro, que son elementos constructivos caídos, se recogieron si sus dimensiones superaban los 7 cm de longitud o presentaban alguna característica que informase del sistema constructivo más allá del uso del barro: enlucidos, improntas de troncos, tablones, cuerdas…

En total se han inventariado 1451 ítems (excluyendo los elementos de materia orgánica). La cerámica a mano de la

Edad del Bronce es sin duda el elemento mejor representado (1056 registros; 94% de la cerámica), muy superior a la cerámica a torno (67 registros; 6% de la cerámica). Dentro de las cerámicas a torno, hay un solo fragmento que pueda ser adscrito claramente al Imperio romano tardío mientras que el resto son medievales y modernos. Las proporciones de cerámica a mano y a torno en superficie y en estratigrafía se mantienen similares pues los niveles excavados son fundamentalmente revueltos.

Cueva del Buho Ibdes  Figura10

El repertorio de la cerámica a mano se ajusta a los tipos definidos por Picazo (1993) para el Sistema Ibérico durante la Edad del Bronce. Está formado por tinajas (forma 3) y cuencos (formas 1 y 2) y vasos carenados (forma 4). Las tinajas tienen generalmente cuellos poco desarrollados y estructura cerrada, y presentan la típica decoración de aplicaciones plásticas a base fundamentalmente de cordones digitados (simples, múltiples; rectos, curvos y circulares) y pezones. Sobre algunos cuencos y carenadas abiertas se ha practicado decoración incisa de motivos geométricos (zigzag y arboriformes) y peinada. Las cocciones son todas de hoguera dando lugar a cerámicas de coloración irregular, aunque no faltan fragmentos predominantemente oxidantes o reductores. Los acabados abarcan los típicos del periodo: acabado rugoso por aplicación plástica, alisados y bruñidos, algunos de gran calidad. Hay que destacar un fragmento grueso de borde de cuenco hemisférico de factura tosca con adherencias de cobre en su interior que ha sido interpretado como un crisol.

La cerámica a torno es menos abundante y menos expresiva. Ha aparecido un fragmento de Terra Sigillata estampillada gris sudgálica, forma 16 de Rigoir (1968, 226), hasta la fecha único representante material de cronología romana. También hay fragmentos de varias ollitas medievales negras de borde cefálico y pared ligeramente acanalada.

En cuanto a elementos líticos (31 registros), se ha recuperado pocos elementos en relación a la cantidad de cerámicas a mano. Se trata fundamentalmente de cantos de rocas disponibles en el entorno pero incoherentes dentro de la cueva. Entre ellos destaca un molino barquiforme en arenisca y un elemento de hoz denticulado bifacial sobre sílex tabular, recuperados ambos en superficie. Hay que mencionar el este elemento de hoz es el único ítem en sílex localizado hasta la fecha en el yacimiento.

Completan este inventario unas muestras de fauna (170 restos) y manteado de barro (123 restos). Otros materiales presentes en el yacimiento (restos de tejido, cuero, madera, mimbre…) probablemente se relacione con frecuentaciones históricas de la cueva y todavía no han sido cuantificados.

 

5. CONCLUSIONES

La primera campaña de excavación desarrollada en 2015 ha resultado altamente productiva. Aunque los niveles excavados son fundamentalmente revueltos, la presencia de elementos estructurales -tanto caídos como in situ- y el conjunto de materiales permiten extraer algunas conclusiones interesantes y contemplar una prometedora perspectiva futura.

Los materiales recuperados en superficie y en los niveles revueltos excavados muestran una gran proporción de artefactos asociados a la Edad del Bronce en relación a otras cronologías. Esto hecho puede indicar que ésta sea la principal fase de ocupación de la cueva. La tipología cerámica de los materiales de la Edad del Bronce apunta o bien a una ocupación prolongada o bien a una serie de ocupaciones sucesivas, pues, el conjunto contiene rasgos propios del Bronce Antiguo (especialmente las tinajas predominantemente cerradas) junto a otros más propios del Bronce Medio o incluso Tardío (algunas decoraciones abigarradas a base de cordones digitados, cuencos carenados muy abiertos y empleo de la incisión como técnica decorativa).

Esta ocupación u ocupaciones de la cueva durante la Edad del Bronce ofrecen evidencias de diversas actividades sociales: almacenaje de productos (tinajas), consumo de productos alimenticios (cuencos y carenadas), transformación de productos agrícolas (molino barquiforme), tareas agrícolas (elemento de hoz) e incluso metalurgia (fragmento de crisol). Esta gran variedad de actividades en un yacimiento son generalmente consecuencia de una polifuncionalidad del mismo, lo que es coherente con ocupaciones de habitación, pero no tanto con el uso como lugar de almacenaje/ocultación o enterramiento (además hasta la fecha no se ha localizado restos humanos).

Las ocupaciones posteriores, como se ha indicado, han tenido menor incidencia cuantitativa en la formación del registro arqueológico aparente. De hecho, la presencia de algunos materiales, como el fragmento de Terra Sigillata o los escasos elementos subactuales localizados, parecen más coherentes con frecuentaciones o utilizaciones puntuales de la cueva que con su ocupación continuada durante un periodo de tiempo. No obstante, no puede descartarse la posibilidad de que en otros sectores aún no excavados, se descubran más elementos de estas otras cronologías. De hecho la presencia de un suelo de tierra compactada de cronología histórica (pues integra huesos de melocotón) apunta a la existencia de al menos un momento de ocupación relativamente continuada en época reciente. Como las UEs sobre el suelo eran fundamentalmente un revuelto con materiales diversos, no se ha podido por el momento asignar una cronología precisa a este suelo. Sin embargo, teniendo en cuenta que ha de ser de algunos de los periodos no prehistóricos representados, y que de estos el que mayor cantidad de material ofrece es el medieval, cabe plantear que sea de esta cronología.

Además del suelo, hay otros indicios de acondicionamiento de la cueva, visibles en las paredes. Entre ellos destaca la conservación de capas de manteados adheridas a las paredes de roca, que no sólo indican un acondicionamiento puntual, sino también un mantenimiento continuado del mismo. El manteado es un elemento constructivo muy utilizado en la Edad del Bronce, y siendo esta la principal ocupación del yacimiento, es posible considerar que estos acondicionamientos mantenidos de la cueva se produjeran durante este periodo. Sin embargo la presencia de un suelo histórico, presumiblemente medieval, permite plantear la hipótesis alternativa de que los manteados sean más recientes.

En cuanto a la estratigrafía y conservación del registro arqueológico en la cueva, hay que decir que, si bien en la presente campaña los niveles excavados están formados principalmente por nivel revuelto, hay elementos que permiten ser optimistas sobre la posibilidad de encontrar mejores contextos en el futuro. En primer lugar, la existencia del suelo, construido sobre estratigrafía arqueológica fértil abre la posibilidad de que bajo él haya UEs anteriores y mejor conservadas. En segundo lugar, las estrechas galerías actualmente cegadas que continuarían el desarrollo de la cavidad podrían albergar contextos menos alterados que la zona principal. Y en tercer lugar, en la presente campaña sólo se ha excavado en 6 m2 de los aproximadamente 100 m2 que actualmente tiene el suelo de la cueva.

 

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo se ha realizado gracias al apoyo del Proyecto HAR2012-36967 Dinámica de la ocupación prehistórica

del Valle Medio del Ebro durante el Holoceno superior del Ministerio de Economía y Competitividad y del Grupo de

investigación consolidado H07 Primeros pobladores del valle del Ebro de la Universidad de Zaragoza.

Los autores queremos agradecer expresamente al Ayuntamiento de Ibdes y al Centro de Espeleología de

Aragón su ayuda para la resolución de cuestiones prácticas de logística y accesibilidad necesarias para el desarrollo de la excavación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Fernández Moreno, J.J., 2013, El Bronce Antiguo en el AltoDuero (Studia Archeologica, 98), Universidad de Valladolid.

Gisbert, M. y M. Pastor, (2009) Cuevas y simas de la provincia de Zaragoza. Catálogo subterráneo. Zaragoza,Centro de Espeleología de Aragón.

Harris, E.C., 1991. Principios de estratigrafía arqueológca. Barcelona, Crítica.

Jimeno Martínez, A., 1988, La investigación del BronceAntiguo en la Meseta Superior, Trabajos de Prehistoria, 45,103-121.

Pérez-Lambán, F., Fanlo Loras, J. y Picazo Millán, J. V.,2010. El poblamiento antiguo en el valle del río Huerva.

Resultados de las campañas de prospección de 2007-2009,Salduie, 10, 285-316.

Picazo Millán, J. V., 1993. La Edad del Bronce en el sur del Sistema Ibérico turolense, I: los materiales cerámicos,

Teruel, Seminario de Arqueología y Etnología Turolense.

Picazo Millán, J. V., 2005. El poblamiento en el Valle Medio del Ebro durante la Prehistoria reciente: zonas y procesos, Revista d’Arqueologia de Ponent, 15, 97-117.

Picazo Millán, J. V. y Rodanés Vicente, J. M., 1997. Bronce Antiguo y Medio, Caesaraugusta, 72(1), 109-154.

Picazo Millán, J. V. y Rodanés Vicente, J. M., 2001. Bronce Antiguo y Medio en Aragón, Caesaraugusta, 75(1), 217-272.

Rigoir, J., 1968. Les sigillées paléochrétiennes grises et orangées. Gallia. Tome 26, fascicule 1

NOTAS ACLARATORIAS

1 Arqueología Aragonesa 1995-2005 Ed. Digital. Gobierno de Aragón. PGOU Ibdes. Exp. 115/05

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