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10/11/2010 Copa del Rey 2010/11 Deciseisavos vuelta

10/11/2010 Copa del Rey 2010/11 Deciseisavos vuelta

 

10.11.2010 – Copa del Rey. 2010/11 – Dieciseisavos vuelta

Partido oficial Nº 3046 del R.ZARAGOZA 

REAL ZARAGOZA 1-2 BETIS 

 

 

Ficha técnica

1. Real Zaragoza: Doblas; Diogo, Jarosik, Edmilson (Pinter, min.62), Contini, Ponzio; Bertolo, Gabi, Boutahar (Marco Pérez, min.76); Ander Herrera (Lafita, min.31) y Braulio.

2. Betis: Casto; Miguel Lopes, Belenguer, Dorado, Nacho; Israel (Juande, min.86), Iriney, Arzu, Salva Sevilla (Beñat, min.70); Rubén Castro y Jorge Molina (Ezequiel, min.78).

Goles:0-1. min.12. Contini (propia puerta); 1-1. min.15. Jarosik; 1-2. min.36. Rubén Castro;.

Árbitro: Iturralde González, del C. Vasco. Amonestó con tarjeta amarilla a Ponzio y Contini, del Real Zaragoza, y a Belenguer, del Real Betis.

Incidencias: Partido correspondiente a la vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 11.000 espectadores.

 

 

La Copa se hace añicos

El Real Zaragoza cayó eliminado ante el Betis, de Segunda División, en un desastroso partido en el que reaparecieron todos los defectos. Desperdició la ventaja de la ida y cuajó una preocupante actuación.

Pues resulta que la promesa de llegar lejos en la Copa del Rey este año tendrá que meterla Agapito Iglesias en el mismo saco que el plan de viabilidad económica. Ni una cosa ni la otra, anunciadas con reiteración en mayo, junio y julio como líneas maestras de este complicado quinto año de la era agapitista -la primera en el ámbito deportivo, la segunda en el financiero y societario-, van a hacerse realidad para su desgracia y, por efecto rebote, para dolor y pena de todo el zaragocismo.

El Betis, rival de Segunda División, se encargó anoche de diluir y desvanecer por completo las ilusiones zaragocistas en el torneo del K.O. cuando la volátil euforia de los débiles empezaba a florecer con artificio después de la milagrosa victoria obtenida in extremis el domingo pasado ante el Mallorca. De un solo golpe, los sevillanos de Heliópolis volvieron a desnudar a un equipo que se creyó capaz de empezar a vestirse 72 horas antes y que, desde anoche, es de nuevo otro mar de dudas.

Ni la ventaja obtenida hace quince días en la ida, aquel 0-1 de penalti que comenzó a conformar el espejismo de la última semana, sirvió anoche para sujetar el pase a los octavos de final. En un cúmulo de errores colectivos, en un nuevo disparate de yerros individudales de un equipo aciago en sus decisiones desde el minuto 1 al 93, el Betis (sin seis de sus titulares) acabó siendo mejor y mereció seguir adelante sin duda alguna.

En la primera mitad se gestó el marcador final y la miga del choque. En la segunda, los béticos se dedicaron a sostener la ventaja con solvencia mientras los de Gay dieron un curso acelerado de histeria, falta de criterio y desconexión como conjunto. Volvieron los gritos de "¡Directiva, dimisión!", las caras largas y los peores presagios.

Qué pena más grande es la de carecer de futbolistas con cierta clarividencia de cara al gol (en la portería contraria habrá que decir, tal y como vienen las cosas últimamente en la zaga blanquilla con los tantos en propia puerta). Con uno o dos puntas medianamente consumados en el arte de meter el balón en las redes ajenas, el Real Zaragoza habría podido sentenciar la eliminatoria anoche en un abrir y cerrar de ojos. Pero esto es el cuento de nunca acabar. Esas piezas, por mor de la aptitud de la dirección deportiva y de la secretaría técnica, no existen. Prieto y Herrera deberían, algún día, dar cuentas de semejante diseño de equipo.

Braulio, en el minuto 5, remató a bocajarro un centro del efervescente Bertolo, pero la cruzó en exceso y se le marchó fuera. Ponzio, dos minutos después, chutó con todo a favor desde la frontal, pero la colocó en el lado equivocado del poste. Bertolo, en el 13, ya con el 0-1 en el marcador, se emborrachó de gozo en un eslalon de regates y, con el gol al alcance, centró a no se sabe quién. Dorado casi le hizo el favor de hacer diana en la portería de Casto, pero se fue a córner. Diogo, solo como para haberse metido hasta las entrañas del marco bético, chutó con todo a favor en el 26 y la puso en el lateral de la red, justo al lado inverso donde el remate era natural... Fueron jugadas de gol, si sus finalizadores lo llevasen en la sangre. Pero eso no es así en el actual Real Zaragoza y ninguno tributó al objetivo supremo de este deporte, que es encajar la pelotita en portal de enfrente.

Entre medias, Jarosik, de cabeza, había logrado la excepción que confirma cualquier regla en el minuto 14, empatando de cabeza un gol inicial logrado por el Betis tres minutos antes en una jugada tan polémica como infantil de los zaragocistas. Todos creyeron que se había cometido falta en la medular sobre el espumoso Boutahar (tan eléctrico como inoperante) cuando, realmente, Iturralde la había pitado en contra al considerar que fue un piscinazo. Y se fueron hacia arriba, dejando desguarnecida la defensa. Salva Sevilla sacó con celeridad dejando a Rubén Castro solo ante Doblas. Para acabar el esperpento, el centro del canario no hizo falta que no remachase Molina. Contini se anticipó para marcar un autogol desesperante.

Ni siquiera la rapidez con la que Jarosik igualó pudo tranquilizar el alocado juego de los zaragocistas, que insinuaron ganas en cada lance pero terminaron siempre cayendo víctimas de la precipitación. Como ya es hábito, el rival volvió a encontrar otra gatera para anotar el 1-2 y volver a noquear a un bloque insustancial.

Ander se lesionó. Gay regresó al 4-4-2 adelantando a Edmilson, al que luego quitó por un Pinter sin norte. Doblas subió a rematar un córner y casi acaba trasquilado... La montaña de la imperfección se hizo gigante. Y la Copa voló.

 

LOS VERDIBLANCOS DIERON LA VUELTA A LA ELIMINATORIA TRAS GANAR EN LA ROMAREDA

El Betis baja al Zaragoza a la tierra

·         · Rubén Castro se impuso en el duelo de puntas canarios con Braulio · Ander tuvo que abandonar el terreno de juego en la primera mitad lesionado · Los béticos demuestran que quieren dar de qué hablar en Copa

El Betis dio la vuelta a la elminatoria en La Romareda y bajó de la nube a un Zaragoza que volvió a mostrar su peor versión. Los béticos tuvieron suficiente con algo de seriedad en defensa y un poco de acierto en las contras que tenían en Rubén Castro la auténtica amenaza para los maños. En el duelo de puntas canarios, el ex del Rayo participó en los dos goles verdiblancos y Braulio tuvo el empate y el pase para los maños en la segunda mitad pero mandó el esférico por la línea de fondo con el muslo.

Lo cierto es que en un principio, todo indicaba que iba a ser un partido fácil para los de Gay. El balón fue de los maños desde el principio, Bertolo se mostró muy activo y vertical por la banda. Una y otra vez superaba a su marcador y ponía centros con auténtico veneno en el área visitante. Además, Boutahar dejó sensaciones de que puede ser un futbolista importante, con calidad, pero duró lo que le aguantó el físico. Ander también se quería sumar a la fiesta, pero unas molestias musculares le obligaron a dejar su sitio a Lafita, que lo intentó todo lo que pudo, a mitad de la primera mitad.

Para frenar las posibles embestidas mañas, Pepe Mel tiró de la experiencia de Belenguer y Dorado en el centro de la zaga y de Nacho y Miguel Lopes junto a las líneas de cal. El único error de los dos primeros fue en el gol de Jarosik en el segundo palo. Los laterales sufrieron más con las jugadas de Bertolo y las subidas de Diogo, que lo intentó sin fortuna durante buena parte del choque.

Mientras los hombres de ataque maños daban síntomas de que el gol podría llegar en cualquier momento, la zaga maña volvió a hacer de las suyas. Con cinco hombres de nuevo, fueron incapaces de cerrar las embestidas béticas.

Así, Boutahar perdió un peligroso balón en el campo maño. El holandés se quejó más de una posible falta que no existió que de tratar de recuperar el balón y Rubén Castro, con la velocidad que le caracteriza, terminó pisando área para ceder sobre Jorge Molina, que esperaba en el punto de penalti. Contini llegó a cortar el pase, pero tan forzado que acabó mandando el balón fondo de la red de la portería defendida por Doblas.

Poco le duró el susto a la afición maña. Tras un saque de esquina, Boutahar enmendó su error con un gran pase al segundo palo que remató al fondo de la red Jarosik con un testarazo imparable. El checo tuvo muchas ganas, acabó como delantero centro, pero esta ocasión fue la única en la que estuvo acertado.

El Zaragoza dominó el choque pese al marcador
El dominio seguía siendo aragonés pese a los cambios en el marcador, pero los verdiblancos no querían entregar la Copa por el simple hecho de enfrentarse a un 'primera'. Esperaban en su campo al rival, pero en cada salida a la contra provocaban un ligero murmullo en la grada de La Romareda.

Así, Rubén Castro demostró el gran jugador que es y la injusticia de que en el Deportivo no le hayan dado una oportunidad. Tras un pase entre líneas de Arzu que se coló entre una poblada defensa blanquilla, el canario controló el esférico, se dio la media vuelta y cruzó el balón con un duro chut raso imposible para Doblas. La defensa del Zaragoza volvió a mostrar que da igual que juegue con tres, cuatro o cinco defensas, siempre cometen algún grave error o se van del partido para suerte del rival.

Con este resultado, el Zaragoza buscó el balón, lo tuvo en sus botas, hizo que los béticos corrieran detrás de él, pero las ideas no eran claras en los últimos metros. Solo Lafita y Bertolo crearon algo de peligro debido a que Boutahar se diluyó como un azucarillo. Braulio no muestra el nivel para ser un delantero de un equipo de primera y Gabi estaba muy lejos de la portería como para poner en apuros a Casto. El meta bético, lo único que sacó fue un potente disparo de Ponzio al botar una falta y sólo miró con inquietud como Braulio mandaba fuera el balón cuando tenía todo a placer para marcar. Además, Lafita lo buscó desde lejos, pero su punto de mira estaba ligeramente desviado.

Así, el equipo de Segunda división parecía tener jugadores de Primera división y el conjunto de la Liga de las Estrellas demostró que algunos de sus jugadores lucharían por ser titulares en la Liga Adelante. Braulio, Marco Pérez o Adem Pinter no tendrían un hueco en un Betis que huele a ascenso.

 

El torneo del olvido

El Real Zaragoza vuelve a estrellarse en la primera ronda de su competición favorita. A Agapito se le marchita otra ilusión.

Iturralde González es un árbitro con la poca recomendable capacidad de inventarse los partidos. Con su silbato aullando por el campo casi todo es posible, para bien o para mal. Funciona como una bomba de relojería y casi siempre toma como propia una cualidad que no le corresponde, al menos por encima de los futbolistas: el protagonismo. Ningún árbitro se mira tanto al espejo antes de salir al campo. Confunde la ley, con los focos. El orden, con la celebridad. La justicia, con el capricho. Es desafiante y marchoso bajo la tormenta. El Zaragoza fue la víctima ayer de unas de esas jugadas fabricadas por Iturralde y su pito de pólvora. Paró el juego ante una caída de Boutahar y todo el mundo, lo que incluye a los propios futbolistas del Betis, dio por hecha la falta. Pero no Iturralde. Él giró el dedo, el Zaragoza estaba parado con su alma cándida, el Betis sacó veloz, se presentó a golpe de corneta frente a Doblas y Contini no pudo despejar la pelota a otro sitio que no fuera su portería. Gol.

El error de Iturralde -que ni aplicó la ley de la ventaja con el Betis porque silbó, ni amonestó a Boutahar como ordena el reglamento si ha existido una caída fingida- no fue uno cualquiera porque empinó tanto el partido y desorientó tanto al Real Zaragoza que los de Gay perdieron su poco fútbol. El equipo se acabó ahí, pese al amago de reacción con el gol de Jarosik, y el 5-3-2, único modo de juego que alumbra al equipo, careció de sentido y utilidad con el marcador adverso. Ya ocurrió ante el Mallorca. Estábamos en Iturralde. Su justicia afectó al Zaragoza, pero el Zaragoza tampoco fue justo consigo mismo. Volvió a descarrilar cuando menos se aconsejaba por culpa de un juego caótico y desafilado. El acierto frente a la portería es material enigmático con Braulio o Marco Pérez disparando en el área.

Todo deja al Real Zaragoza fuera de la Copa del Rey, su torneo fetiche, alimento para las vitrinas, donde seis títulos adornan y recuerdan que este club siempre tuvo tiempos mejores. La eliminación, inesperada después del ventajoso resultado extraído en el partido de ida, rompe otro de los propósitos de Agapito Iglesias. Su mirada la había conducido a las últimas fases de la competición y, ya desde el mes de mayo, cuando presentó su plan económico para el futuro de la entidad, ubicó la Copa entre sus preferencias de esta temporada. Había que salvarse dignamente y ver al Rey lo más cerca posible. Al ser posible hasta saludarle con traje y corbata. Esa era la ilusión del presidente. Es posible que, entonces, Agapito Iglesias tuviera más buenas intenciones para este equipo. Por ejemplo, imaginaría una plantilla con delanteros que marcan goles, con laterales que defienden y además centran, con futbolistas que no han salido del paro...

Al Zaragoza se le fundió la Copa a la primera, una mala costumbre que está haciendo habitual. El equipo aragonés no pasa su ronda inicial desde la temporada 2007-2008, cuando superó a Pontevedra y Málaga antes de caer frente al Racing. Acumula tres eliminaciones tempraneras: la Real Sociedad le sacó del torneo hace dos temporadas, el Málaga el pasado curso y ayer el Betis. Como muchas otras cosas en el Zaragoza, la vieja aliada, la Copa, es sustancia del olvido.

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